viernes, 28 de junio de 2013

ITERACCIÓN CON LOS PASAJEROS, ESPECIFIDADES DEL TRANSPORTE DE DETERMINADOS PASAJEROS Y GRUPOS DE PASAJEROS

El transporte público sigue siendo una importante barrera para las personas con minusvalías físicas y sensoriales. El sector de los transportes por autobús y autocar debe poder asegurar servicios competentes y de calidad, debe esforzarse por mejorar el confort de los pasajeros y para ello debe contar con vehículos mejor adaptados para el transporte de personas con movilidad reducida y personas con problemas sensoriales, ya sean visuales o auditivos. Este progreso es inevitable y esencial para el sector de los transportes por autocar y autobús.

La movilidad, el poder desplazarnos de un lugar a otro, es primordial para toda persona. Todos, en algún momento del día, tenemos que desplazarnos cuando salimos de casa para ir al colegio, al trabajo, o a comprar. A veces, este desplazamiento es más breve porque todo está cerca, pero en otras ocasiones  nos encontramos con que esto no es así. Son muchas las ocasiones en las cuales necesitamos recurrir a un medio de transporte para superar el recorrido.


Pero, este gesto tan sencillo, como es coger el autobús, ¿pueden hacerlo todas las personas?, está claro que no. Todavía queda mucho por hacer para poder adaptar los autobuses o autocares a las necesidades de todos. Las facilidades de acceso para viajeros en silla de ruedas, personas ciegas y personas sordas en el transporte público no siempre es la deseada.

Aunque en general el resultado es correcto en referencia a la adaptación para personas en sillas de ruedas, a las que se les garantiza la accesibilidad, pues se están llevando a cabo actuaciones concretas en relación con la seguridad, la calidad y la eficiencia, no podemos decir lo mismo con respecto a las necesidades de los usuarios ciegos y sordos. Las paradas de autobús, aun contando gran parte de ellas con problemas de accesibilidad, se van adecuando a las necesidades de las personas con movilidad reducida.

Para poder viajar en autobús se precisan unas determinadas condiciones de accesibilidad:
  • En la estación de partida.
  • En el propio vehículo.
  • Y en las áreas de servicio en las que se detenga.
Decimos que las estaciones de partida, el vehículo y las áreas de servicio son accesibles cuando el usuario puede acceder, puede desplazarse, moverse con libertad, sin impedimentos o barreras que obstaculicen.
Los coches aparcados enfrente de las paradas dificultan en ocasiones el acceso de los minusválidos al vehículo.

Las estaciones de autobuses, en general, tienen todavía un gran déficit respecto a sus condiciones de accesibilidad, con algunas excepciones. Si hacemos referencia a la áreas de servicio de la red principal de carreteras, autovías o autopistas, la mayoría son básicamente accesibles.
Los autobuses de piso alto, con peldaños en los estribos, son todavía muchos en las flotas de nuestras ciudades, es por ello que son inaccesibles para las personas con movilidad reducida en silla de ruedas.
Incluso son pocos, los habilitados con plataformas elevadoras; más numerosas son las medidas que facilitan la accesibilidad a personas con movilidad reducida con discapacidad motora ambulante.

El gran avance que se ha producido a favor de la accesibilidad de los autobuses, se ha dado en esta década, al incorporar a las flotas autobuses de piso bajo. Sin embargo, en la mayor parte de los nuevos autobuses de piso bajo no se instalan elementos complementarios que son muy importantes para las personas con movilidad reducida, especialmente la rampa escamoteable que facilita el embarque/desembarque.
Los autobuses deberían contar con un sistema acústico de aviso y dispositivos para así poder facilitar la orientación dentro del vehículo de las personas invidentes. Hay que hacer incapié en que las personas sordas tampoco disponen de los dispositivos visuales necesarios que les simplifique el acceso a los transportes públicos.

En ocasiones, en los propios autobuses adaptados, se pueden llegar a producir errores y situaciones que se consideran "incongruentes" y que impide a este colectivo de usuarios, utilizar el transporte público con normalidad. Las personas con movilidad reducida que consiguen utilizar los autobuses se encuentran, en muchas de las ocasiones, con dificultades una vez que han podido acceder a ellos, por ejemplo, la plataforma está situada a mitad del autobús, pero luego tienen que ir a pagar a donde está el chofer, lo que resulta incómodo, y en ocasiones muy complejo. (Una máquina para insertar el bonobús junto al hueco de  la silla de ruedas evitaría este tipo de inconvenientes)

Como ya hemos comentado anteriormente. los discapacitados sensoriales (ciegos y sordos) tienen la accesibilidad a los autobuses más complicada. En múltiples ocasiones las posibilidades de un ciego de utilizar la red de autobuses se limitan a la solidaridad de la gente. No existen avisadores sonoros, ni avisos de parada y ni siquiera hay como por ejemplo, el picador del bonobús.

Los conductores de los autobuses reconocen algunos de los problemas que se presentan a la hora de utilizar los autobuses adaptados, como puede ser, por ejemplo, la falta de formación, al principio, sobre cómo usar las rampas, dificultades con dispositivos como el cinturón de seguridad de algunos vehículos ya habilitados, "porque no llegan para cubrir la silla de ruedas", etc.

Asegurar la accesibilidad, seguridad y autonomía personal implica trabajar:
  • En los vehículos: Incorporando unidades de piso bajo dotadas de dispositivos de arrodillamiento.
  • En las paradas: Elevando la cota de parada hasta situarla del orden de 20 cm. por encima de la calzada.
  • En el vínculo autobús-parada: Mediante la instalación de un bordillo especial que facilite la máxima aproximación del autobús a la parada.
Además, los autobuses estarán dotados de rampas motorizadas escamoteables, que faciliten la entrada y salida de los pasajeros.

Para que los autobuses sean accesibles:
  • Deben contar con "suelo bajo" o "plataforma baja", de tal forma que los pasajeros puedan acceder al autobús sin tener que subir escalones, o bien disponer de una plataforma elevadora automática, situada en la parte central apta para sillas de ruedas y con modo de funcionamiento autónomo por parte del usuario.
  • Se admitirá la ayuda con rampas motorizadas, escamoteables bajo el suelo del vehículo y un sistema de genuflexión o arrodillamiento lateral.
  • Al menos por una de las puertas se deberá acceder sin que exista ningún escalón.
  • El ancho libre de las puertas de entrada y salida debe tener unas medidas específicas que no impliquen dificultad. En caso de existir barra central, se asegurará en uno de los lados un espacio libre suficiente.

  • Las puertas incorporan en toda su anchura unas barras, para que puedan ser utilizadas como asideros.
  • Contarán con dispositivos que las abran automáticamente cuando al cerrarse aprisionen cualquier objeto.
  • Se tendrán previstos los medios necesarios para impedir que el autobús depliegue el mecanismo de reclinación sobre un obstáculo y un sistema de bloqueo que impida el arranque del vehículo durante el arrodillamiento o el despliegue de las ayudas de subida.
La circulación interior de un vehículo accesible ha de cumplir con una serie de requisitos:
  • El suelo de los vehículos de transporte ha de ser antideslizante y no debe tener ningún escalón u obstáculo que impida la libre circulación en su interior.
  • El itinerario desde la puerta de acceso hasta el espacio de alojamiento debe tener un ancho de espacio mínimo libre de obstáculos. En el área de pasajeros el paso debe contar con una anchura que permita el paso de estos usuarios.
  • Se debe de disponer de un espacio libre suficiente para poder girar.
  • Las barras verticales de sujección para permitir una progresión adecuada a las personas con dificultades en la marcha, serán antideslizantes y de colores contrastados. El número mínimo de éstas será tal que no haya más de una fila de asientos sin su correspondiente barra.
  • Las señales de aviso se colocarán en el techo, lugares visibles tanto para los pasajeros que viajen sentados como para los que lo hacen de pie.
  • Los timbres u otros elementos que requieran accionamiento manual estarán dispuestos a una altura que les permita hacer uso de ellos.
  • Los rótulos y señales informativos de parada serán visibles o detectables auditivamente por cualquier viajero, tanto si permanece de píe como si va sentado.
Los avisadores acústicos de solicitud de paradas y desembarque de un pasajero con movilidad reducida deben ser audibles pero no deben alterar ni inquietar al pasaje.
Las barras de apoyo y de asideros deberán estar dispuestos de tal manera que resulten accesibles a todos, desde que entran en el vehículo, durante el trayecto y hasta que lo abandonan. Esta accesibilidad debe estar garantizada desde los asientos, lo que dará seguridad en el momento de sentarse o levantarse.
Se recomienda disponer asideros en los asientos, ya que facilitan tanto la acción de sentarse y levantarse como la sujeción de quienes viajan de pie.

Algunos asientos pueden ir dotados de reposabrazos, principalmente abatibles y deben corresponderse con aquellos reservados para pasajeros con necesidades especiales.
Es recomendable la señalización táctil de los asientos reservados en la barra superior corrida, mediante una zona con protuberancias situada en la vertical de dicho asiento reservado, que dispondrá de espacio adicional lateral y frontalmente de forma que pueda ser utilizado por una persona con limitación visual acompañada de perro-guía.

USUARIOS CON DISCAPACIDADES SENSORIALES

Lo que para muchos de nosotros no deja de ser algo habitual, la utilización del transporte público, para otros muchos usuarios supone una carrera de obstáculos. Las personas que padecen cualquier tipo de discapacidad, ya sea sensorial o de movilidad, tienen que enfrentarse a una serie de dificultades que no siempre son fáciles de superar.
El simple gesto de subir o bajar de un autobús, acceder a la parada del mismo, comprar el billete, saber en que tramo del recorrido estamos, poder tocar el timbre de aviso o pedirle información al conductor no siempre se puede realizar con la facilidad que sería deseable.

PERSONAS CON DISCAPACIDAD VISUAL (CEGUERA)

Las personas con deficiencia visual, es decir, que padecen ceguera, pueden llegar a sentir fuertes sentimientos de inseguridad, creerse incapaces para controlar el ambiente, y por supuesto, las dificultades propias relacionadas con el desplazamiento y manejo de la información visual.
Las dificultades en el desplazamiento implican los problemas de reconocimiento de los diferentes elementos con los que se interactúa a diario y conocer los espacios por los que se realizan dichos desplazamientos, con menor dificultad cuando es un recorrido ya conocido, pero con mayor complicación si se trata de un nuevo trayecto. En los diferentes intinerarios a realizar se  pueden presentar múltiples obstáculos (obras, pendientes, hoyos, etc.) que van a dificultar los desplazamientos.
Las limitaciones en el control del ambiente impiden abarcar grandes espacios y captar una gran cantidad de información de forma simultánea.
La inseguridad que siente la persona con discapacidad visual por ese desplazamiento, constituye un grave problema, que puede ser resuelto con un adecuado entrenamiento en la utilización de los "sentidos vicariantes" (oído, tacto, olfato, gusto y sentido de percepción de obstáculos).
Los problemas en la adquisición de información. Gran parte de la información de nuestra sociedad es visual:
las señales en las calles, el número de los autobuses, el trayecto a realizar por estos, los mapas de itinerario, los horarios, etc.

PERSONAS CON DISCAPACIDAD AUDITIVA (Sordera)

Existen importantes barreras en el transporte y de comunicación que perjudican de forma muy directa a las personas sordas. 
Las personas con discapacidad auditiva pueden tener problemas considerables cuando se relacionan con su entorno, es decir, se van a encontrar con una importante limitación cuando intenten entablar una vía de comunicación mediante el lenguaje oral, ya que no pueden escuchar las posibles respuestas, añadiéndose a esto la impotencia que sienten estas personas cuando no pueden interpretar lo que expresan.

Se debe intentar facilitarles una comunicación adecuada, pudiéndose hacer a través de un intérprete, de una señalización conveniente o de un mayor número de carteles con texto, ya que las personas sordas van a tener problemas a la hora de identificar los sonidos que nos indiquen, por ejemplo, la próxima parada, una alarma, etc., así como las posibles indicaciones por parte del conductor o de cualquiera de los pasajeros.

PERSONAS CON PROBLEMAS DE MOVILIDAD REDUCIDA

Hemos de diferenciar entre aquellos usuarios que necesiten para desplazarse una silla de ruedas y entre aquellos otros usuarios que tienen dañados los miembros inferiores y tienen problemas para realizar cualquier tipo de movimiento.
Van a ser los primeros los que van a tener mayores dificultades para acceder a los medios de transporte, ya que sus desplazamientos van a estar limitados, la mayoría de las ocasiones, al tamaño de la silla de ruedas.
Necesitarán una parada libre de obstáculos, un autobús que les permita superar los diferentes desniveles y escaleras, por lo que será necesaria una rampa. Tendrán también problemas para acceder a los timbres de señalización de parada, necesitarán pasillos anchos por donde poder desplazarse y girar con su silla, puertas amplias que no supongan ninguna traba.
Los usuarios con movilidad reducida a causa de lesiones en los miembros inferiores presentarán problemas de desplazamiento, de equilibrio, dificultades para acceder a un medio de transporte si este no cuenta con los diferentes sistemas de accesibilidad que hemos expuesto anteriormente.

PERSONAS CON DISCAPACIDADES MENTALES

Hacemos referencia a aquellas personas que sufren algún tipo de retraso intelectual, el cual, en ocasiones, tiene características limitativas a la hora de desplazarse en transporte público.
Es fácil que este tipo de usuarios tengan problemas de reconocimiento (rutas, paradas,etc.), de memoria, de comunicación (con el conductor o con el resto del pasaje), o de compresión con respecto a la información que percibe a través de los diferentes carteles o por medio de la comunicación oral.

EL CONDUCTOR

La figura del conductor es fundamental para que se pueda llevar a cabo toda una secuencia de hechos que concluyan con la accesibilidad de los pasajeros con diferentes tipos de discapacidades al medio de transporte y puedan realizar su viaje sin sufrir ningún tipo de contratiempo.
Aunque existan paradas accesibles, si hay algún vehículo mal aparcado, el usuario que sufre discapacidad no podrá acceder al autobús, por lo que será necesario que el conductor busque una alternativa viable que permita a estos pasajeros subir al vehículo.

El conductor debe recordar que las personas con discapacidades quieren tomar sus propias decisiones, por lo que deberá siempre dirigirse a ellas, aunque vayan con un acompañante o intérprete.

Antes de ayudar, hay que ofrecer la ayuda. No siempre las personas con algún tipo de discapacidad requieren asistencia, ya que hay actividades que desarrollan mejor sin protección.

Lo más práctico es actuar con naturalidad para que todo suceda con normalidad. Si el conductor llega a encontrarse en una situación embarazosa, lo mejor es actuar con educación y con algo de delicadeza.

PERSONAS CON DISCAPACIDAD VISUAL (CEGUERA)
  • Cuando un conductor tenga un pasajero ciego deberá identificarse y hacerle notar que está hablando con él, ofreciéndole su ayuda, pero nunca se debe ayudar sin antes preguntar cómo hacerlo.
  • Si se va a actuar como guía, se ha de colocar la mano de la persona ciega en el codo de la persona que presta ayuda. La persona con discapacidad visual acompañará el movimiento del cuerpo del guía en cuanto éste comience a andar.
  • Siempre se ha de avisar, de forma anticipada, de cualquier tipo de desnivel, de la presencia de suelos resbaladizos, agujeros y obstáculos en general durante el recorrido.
  • En un pasillo estrecho, el guía echará su brazo hacia atrás, así la persona ciega podrá seguirle.
  • Para ayudar a una persona ciega a sentarse se la debe guiar hasta el asiento, informándola si éste tiene apoyabrazos o no, y se la dejará que se siente ella sola.
  • Cuando se explican las direcciones, se ha de ser más claro y específico posible, procurando indicar las distancias en metros. Hemos de recordar, que las personas con discapacidad visual están ciegas, no sordas, por lo que se las hablará en un tono normal de voz.
  • Cuando la persona que presta ayuda se vaya a ir, debe avisarlo siempre.
  • Los usuarios con perro guía tienen garantizada su accesibilidad al medio de transporte. El perro guía se tumbará a los pies de su dueño cuando este vaya sentado o permanecerá a su lado si su dueño va de pie.
PERSONAS CON DISCAPACIDAD AUDITIVA (SORDERA)

Muchas personas sordas no hablan porque no aprendieron, muchas hacen lectura labial y otras no.
  • El conductor debe saber dirigirse a este tipo de personas, captando su atención mediante un gesto o tocándola ligeramente el brazo. Ha de hablar de manera clara, pronunciando bien las palabras, pero sin exagerar. Hablará a una velocidad normal, a no ser que la persona sorda le pida que hable más despacio.
  • Asimismo, empleará un tono normal de voz, siempre y cuando no le pidan que hable más alto.
  • Ha de dirigirse directamente a la persona sorda, no a su acompañante o intérprete. La boca del conductor ha de ser bien visible, si hace gestos o tiene algo delante de la boca no será posible que la persona sorda lea sus labios. El conductor tratará de que su cara se encuentre iluminada, evitando, por ejemplo, estar a contra luz.
  • Si el conductor conoce algún lenguaje de señas es el momento adecuado de emplearlo.
  • Las expresiones faciales, los gestos y los movimientos del cuerpo ayudarán a que la persona con discapacidad auditiva entienda mejor lo que le quieren decir.
  • El conductor debe mantener siempre el contacto visual mientras se mantenga la comunicación. Si desvía la mirada, la persona sorda puede creer que finalizó la conversación.
  • Si no entendemos lo que tratan de decirnos, pediremos que nos lo repitan. Y si fuera necesario, haremos uso de tarjetas escritas.
  • Aunque la persona sorda esté acompañada de un intérprete, hemos de dirigirnos a ella, no al intérprete.
PERSONAS CON PROBLEMAS DE MOVILIDAD REDUCIDA

Al igual que con las personas ciegas, hemos de dirigirnos al sujeto que presenta problemas de movilidad, no a su acompañante. Cuando le hablemos a una persona que usa silla de ruedas, lo más adecuado es sentarnos para que nuestros ojos estén al mismo nivel.
  • La silla de ruedas, los bastones, las muletas o cualquier otro sistema de ayuda para poder desplazarse forman parte de la persona, por lo que se ha de ser muy respetuoso con ellos y nunca se deben alejar de sus propietarios.
  • No se debe mover la silla de ruedas sin haber pedido antes permiso a la persona que la ocupa. Cuando se empuje hay que hacerlo con cuidado, y prestar atención a los que andan por delante, no se les vaya a atropellar.
  • Para salvar distintos desniveles se inclina la silla hacia atrás, levantando las ruedas de delante y se apoyan sobre la elevación. Para bajar escalones es preferible hacerlo marcha atrás, siempre apoyando para que el descenso no produzca un fuerte impacto.
  • Si se necesitara ascender o descender más de un escalón, ya sería precisa la ayuda de otra persona.
  • Si acompañamos a una persona con movilidad reducida que se ayuda de muletas o bastones, por lo tanto, que anda despacio, hemos de procurar ir a su ritmo.
  • Si ofrecemos ayuda y esta es aceptada, se ha de preguntar cómo se ha de hacer. En caso de que una persona con movilidad reducida caiga al suelo, hemos de ofrecer ayuda inmediatamente, pero siempre preguntando antes como hemos de actuar.
  • El conductor debe estar preparado y saber comportarse de forma adecuada en cada una de las distintas situaciones que se puedan presentar con pasajeros que tengan problemas de movilidad.
  • Estará pendiente de que ocupen sus asientos de forma correcta, y si previamente, han existido reservas, estará preparado para proceder con antelación, teniendo preparado, por ejemplo, el elevador.
  • Esperará a que estén sentados para iniciar la marcha, evitando de esta forma, posibles caídas.
El conductor deberá cerciorarse que la silla de ruedas ocupa el lugar indicado y se encuentra sujeta de forma adecuada con los cinturones de seguridad correspondientes.

Es importante que también exista una barra de seguridad abatible, ya sea lateral o frontal, según el caso, que impida el desplazamiento de la silla debido a la inercia del vehículo en las curvas, al frenar, etc. Esta barra siempre funcionará como complemento del cinturón de seguridad.
Sistema para evitar movimientos de la silla.

Por último, el conductor debe estar al tanto de la parada donde bajarán estos usuarios, pudiendo, de esta forma, disponer el uso de la rampa o del arrodillamiento lateral.

PERSONAS CON DISCAPACIDADES RELACIONADAS CON EL HABLA

Hay personas con parálisis cerebral que, además de tener problemas de movilidad (dificultades para caminar, movimientos involuntarios con piernas y brazos), presentan también dificultades para hablar.
Si un conductor tiene un pasajero de estas características y no entendiera lo que le está diciendo, no debe tener temor de pedirle que lo repita. Ha de tener presente que estas personas son más lentas para todo, andar, coger cosas, hablar, etc. Hay que tener paciencia para oirlo, y poder entenderle.

PERSONAS CON DISCAPACIDAD MENTAL

El conductor debe actuar de forma natural al dirigirse a ellas, simplemente, tratándolas con respeto y educación.
Los casos más habituales van a ser pasajeros con Síndrome de Down, pasajeros con retrasos madurativos, con retrasos mentales leves y moderados y personas que padezcan algún tipo de demencia.

La mayoría de estos usuarios se aprenden los trayectos que deben realizar de memoria, para así poder realizar sus viajes sin mayor dificultad, pero en ocasiones se pueden presentar pequeños problemas, tales como despistarse en un momento dado y no saber como continuar con el trayecto inicial o sentirse perdido si se debe realizar algún intercambio o trasbordo de vehículos.

El conductor debe ofrecer su ayuda si les ve en una situación comprometida, y si se la aceptan, colaborar en lo que le permita el correcto desarrollo de su trabajo. Se asegurará de que entienden sus explicaciones. Una vez que las personas con algún tipo de discapacidad han accedido al vehículo, el conductor les deberá facilitar todo lo relacionado con la compra del billete, y proporcionarles toda la información necesaria acerca de la parada que van a solicitar, anunciándosela en voz alta si fuese necesario.

Ya subidos en el autobús los pasajeros, el conductor deberá tener especial cuidado en el momento de poner en marcha el vehículo. Esperará a que los pasajeros se encuentren sentados, y en caso de tener usuarios con algún tipo de discapacidad, estará pendiente de que ocupen sus asientos reservados, esperando a que estén adecuadamente colocados. Una vez comprobado que todos los pasajeros están perfectamente sentados, se iniciará la marcha.

El conductor debe poner especial cuidado en los momentos en los que ha de frenar, ya que si se realizan frenazos bruscos se corre el riesgo de que aquellos usuarios que vayan de pie puedan caerse al suelo, incluso los pasajeros que van sentados pueden caerse, (pensad que hay asientos frente a escaleras y cosas así) pudiendo producirse diversas lesiones.

Asimismo, el conductor debe cumplir con la normativa, sobre todo en lo referente a los límites de velocidad.
En ocasiones, debido a varias circunstancias del propio tráfico, se encuentran con problemas para poder cumplir con los horarios por lo que en determinadas zonas de la vía podría acelerar, poniendo de esta forma en peligro a todos los usuarios de su vehículo.

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