sábado, 21 de febrero de 2015

LOS FACTORES DE RIESGO

 
cuando hablamos de factores de riesgo durante la conducción estamos haciendo referencia a determinadas situaciones o circunstancias que incrementan la probabilidad de sufrir un accidente.

  Conducir es una tarea que supone cierta complejidad y que siempre conlleva cierto riesgo, pero cuando la conducción se realiza bajo la influencia de determinados factores de riesgo la posibilidad de tener un accidente de tráfico aumenta de forma considerable.

LA VELOCIDAD

  La velocidad es uno de los factores de riesgo con mayor presencia en los accidentes de tráfico, pero hemos de hablar de una velocidad inadecuada, es decir, aquella velocidad que no se adecua a las circunstancias de la vía o del tráfico, del conductor, del vehículo o a las
diferentes condiciones ambientales.


  Las estadísticas nos indican que un cuarto de los accidentes de tráfico se producen por una velocidad inadecuada o por un exceso de velocidad. La gravedad de las lesiones de tráfico se incrementa con el exceso de velocidad, aumentando la mortalidad en un 60%.

  En una situación de riesgo, cuanto más deprisa vaya el vehículo más metros necesitará para detenerse, por lo que es muy importante mantener siempre una distancia de seguridad acorde con la velocidad a la que se circula.

  No sólo conducir con una velocidad excesiva es peligroso, conducir por debajo de los límites de velocidad permitidos también puede dar lugar a un accidente, ya que puede influir de forma negativa en la circulación de la vía por la que se transita, al incrementar determinadas maniobras de otros conductores, tales como adelantamientos, cambios de carril, etc.


  El primer efecto que tiene la velocidad sobre Ia conducción es el aumento de la distancia de detención o de seguridad. Como es lógico, cuanto más deprisa se conduzca, más tiempo se tardará y más espacio se recorrerá antes de que el vehículo se detenga por completo o pueda disminuir la velocidad lo suficiente para evitar un accidente.

  La distancia de detención es igual a la suma de la distancia de reacción (espacio que se recorre antes de pisar el pedal del freno) más la distancia de frenado (espacio recorrido durante la frenada).

  El tiempo de reacción es el que transcurre desde que el conductor percibe un estímulo externo hasta que responde al mismo, es decir, comienza a ejecutar la respuesta.

  Normalmente este tiempo de reacción se conoce como “los reflejos” del conductor. Este tiempo no es siempre el mismo y varía incluso para un mismo conductor, aún cuando factores externos pueden afectarle negativamente.

  El tiempo de reacción aumenta con:
  • Edad y condiciones físicas.
  • Enfermedades, fiebre y otros trastornos.
  • Comidas copiosas o pesadas.
  • Descanso escaso o inadecuado, fatiga, somnolencia,etc.
  • Incorporación al organismo de drogas con medicamentos o ingerir alcohol, etc.
  • Ambiente cargado, calor y falta de ventilación en el vehículo.

No realizar comidas copiosas
 En la mayoría de las personas podemos estimar el tiempo de reacción entre 0 y 1 segundos(aproximadamente 0,75 segundos). Si circulamos a mayor velocidad, en principio, el tiempo de reacción es el mismo, ya que hasta que el conductor reaccione al ir a más velocidad se recorrerán más metros.

  La distancia de frenado viene determinada principalmente por la velocidad a la que se circula, aunque también se ve afectada por:
  • La masa del vehículo, la carga que lleve y su colocación.
  • El estado de los frenos, los amortiguadores y los neumáticos.
  • La existencia y el funcionamiento de dispositivos electrónicos de asistencia a la frenada, entre otros.
  • Las condiciones de la vía (húmeda, seca, etc.).
  • Las condiciones del entorno (hielo, agua, etc.).

  Por las leyes de la física, la distancia de frenado del vehículo está directamente relacionada con la velocidad al cuadrado, de tal forma que si se duplica la velocidad, se cuadruplica la distancia necesaria para detener totalmente el vehículo, a lo que hay que sumar la distancia de reacción.

EL ALCOHOL

 EI alcohol es un depresor del Sistema Nervioso Central (SNC). Los diferentes estudios y estadísticas nos indican que alcohol y conducción están estrechamente relacionados con los accidentes de tráfico, beber y conducir no deben entremezclarse.



  Si se consume alcohol de forma excesiva se producen una serie de alteraciones tanto físicas cómo psíquicas que alteran de manera importante la manera de conducir y por consiguiente no se va a llevar a cabo una conducción segura.

  Un conductor bajo los efectos del alcohol va a sufrir alteraciones en su comporatamiento, infravalorando su capacidad de conducción, tendiendo a ser menos prudente y por lo tanto conduciendo de forma más impulsiva y agresiva.

  EI consumo de alcohol repercute también en la toma de decisiones, por lo que se comenten más errores y las decisiones que se hayan tomado tardarán más tiempo en ponerse en práctica. También con el alcohol existen problemas de percepción y de cálculo de distancias o velocidades, siendo más propenso estos conductores a los deslumbramientos. Se producen también alteraciones en la psicomotricidad de los conductores y es mas fácil que sufran distracciones.

  Las estadísticas indican que entre el 30 y el 50% de los fallecidos en accidente de tráfico se deben a los efectos del alcohol. Los siniestros relacionados con el consumo de alcohol afectan de forma especial a adultos jóvenes.

  La tasa de alcoholemia es la cantidad de alcohol en sangre y se mide por gramos de alcohol por litro de sangre (g/l) o por miligramos de alcohol por litro de aire espirado (mg/l).

Cantidades:
                                     General                       Nóveles y Profesionales
En sangre:                   o,5 g/l                                        0,30 g/l
En aire espirado:       0,25 g/l                                      0,15 g/l

 La tasa de alcoholemia va a depender de varios factores, entre los que podemos destacar:
  • Por supuesto de la cantidad de alcohol ingerido.
  • El tipo de bebida consumida: si es destilada (ginebra, whisky...) se absorbe más rápidamente que las fermentadas (cerveza...), al igual que las bebidas o calientes (estas últimas se absorben más deprisa).
  • La rapidez con la que se ingiere el alcohol: cuanto más deprisa se ingiera la bebida, mayor es la velocidad de absorción y la cantidad total de alcohol que pasa a la sangre.
  • Si el estómago está vacío o lleno, con el estómago vacío la velocidad de alcohol al pasar a la sangre es mayor.
  • El peso y el sexo del conductor: a menos peso del individuo, para igual cantidad de alcohol, mayor concentración del mismo en sangre. También el alcohol afecta más a las mujeres que a los hombres, una mujer y un hombre con igual talla y peso, si consumen la misma cantidad de alcohol es ella la que da mayor tasa de alcoholemia.

  Son más sensibles al alcohol, en general, los menores de 18 años y los mayores de 65. El alcohol puede detectarse en sangre a los 5 minutos de haber sido ingerido, alcanzando su máximo nivel entre los 30 y los 90 minutos.

  El cuerpo metaboliza cada hora cerca de 0,12 gramos de alcohol por litro de sangre y el alcohol que no es metabolizado se elimina de tres formas, por la orina, por el sudor y por el aire espirado (entre el 2 y el 10%). El alcohol es la causa que más incidencia tiene en los siniestros de tráfico. El consumo de alcohol puede hacer aparecer el cansancio y el sueño con bastante rapidez. La única tasa de alcoholemia realmente segura es 0,0 g/l de alcohol en sangre. España es uno de los países de la Unión Europea con mayor incidencia de accidentes mortales a causa del alcohol.

LAS DROGAS


  Las drogas son sustancias que alteran la percepción y el comportamiento del sujeto que las consume, pueden llegar a crear dependencia tanto física como psíquica y alteran de forma importante las capacidades básicas para una conducción segura.

  Cerca del 10% de los accidentes de tráfico de mayor gravedad están relacionados con el consumo de drogas.
  En España las drogas más consumidas son el cannabis, la cocaína, el éxtasis, los alucinógenos y las anfetaminas.

  Por los diferentes efectos que tienen las drogas sobre el Sistema Nervioso Central (SNC) y sobre el comportamiento de los sujetos podemos clasificarlas de la siguiente forma:

DEPRESORAS DEL SNC "Sistema Nervioso Central"

  Este tipo de droga ralentiza el funcionamiento del SNC lo que va a dar lugar a que todo el procesamiento de la información vaya mucho más lento, por lo que las respuestas motoras del sujeto también se darán más tarde, esto puede suponer en conducción que la capacidad del sujeto para realizar cualquier tipo de maniobra disminuya de manera relevante, incluso en aquellas maniobras que puedan resultar más sencillas como girar el volante siguiendo una trayectoria o frenar ante un obstáculo.

  Dentro de este grupo estarían:
  • El alcohol.
  • Los ansiolíticos o tranquilizantes.
  • Los hipnóticos (pastillas para dormir).
  • Los opiáceos, entre los que destacaríamos la heroína, la morfina, y la metadona.

Sus efectos reducen el nivel atencional, disminuye la capacidad de reacción, la percepción visual afectada, las respuestas motoras se ralentizan y crea una sensación de control que es falsa.

ESTIMULANTES DEL SNC


  Al contrario que las anteriores, este tipo de drogas aceleran el funcionamiento del cerebro, pudiendo llegar a producir hiperactividad.

Pertenecen a este grupo:

• Estimulantes mayores (anfetaminas, cocaína).
• Estimulantes menores (nicotina).
• Xantinas (cafeína, teobromina, teína o teofilina).

   Estas drogas provocan euforia, dificultad para dormir, sensación de que desaparece la fatiga (en realidad es así, lo cual es un peligro), sobrevaloración de las propias capacidades, mayor impulsividad y mayor dificultad para pensar y juzgar.

  Todo ello se puede traducir en conductas peligrosas para la conducción, tales como maniobras temerarias y un aumento de la velocidad.

   A este grupo pertenece la cocaína, la droga ilegal más consumida en España.
  Los efectos de la cocaína en relación a la conducción son muy graves, desaparece la inhibición, aparece la sobreexcitación y la competitividad, lo que aumenta los comportamientos impulsivos y agresivos.

  Además, no se perciben los riesgos tal como son lo que les lleva a tomar decisiones equivocadas.

   La asociación de alcohol con cocaína es particularmente peligrosa y está presente en el 5% de las muertes en accidente de circulación (dato del año 2004).

ALUCINÓGENOS

  Alteran el funcionamiento del cerebro, produciendo, tal como su nombre indica, alucinaciones, ilusiones, pérdida de la noción de tiempo y espacio, alteraciones en el pensamiento, y su rasgo más característico son las torsiones perceptivas, sobre todo de colores.

  En este grupo destacaríamos:

  • Alucinógenos: LSD.
  • Derivados del cannabis: marihuana y hachís.
  •  Drogas de diseño: éxtasis.

  Este tipo de drogas afectan de forma importante las capacidades básicas del conductor para lograr tener una conducción segura ya que dan lugar a diferentes tipos de alteraciones, tanto en la coordinación motora como en personalidad del propio sujeto, a su vez se producen una merma de los reflejos y dificultades para centrar la atención.

  El cannabis, en general, puede llevarnos a tener una fuerte somnolencia cuando conducimos, así como a tener mayor número de distracciones.

  También se producen alteraciones en la percepción del tiempo y del espacio, se calculan peor las distancias y unido al aumento del tiempo de reacción consigue hacer de la conducción algo realmente peligroso.

LAS ENFERMEDADES


 Todos los conductores en algún momento de su vida han conducido padeciendo alguna enfermedad, y aunque estas fueran muy leves, como un resfriado o una alergia, de una forma u otra han afectado a la conducción.

  Las enfermedades que tienen un mayor riesgo para la conducción son las enfermedades cardiacas, las enfermedades respiratorias y los trastornos mentales. Además debemos tener en cuenta que al hecho de estar enfermos debemos sumar que muchos conductores consumen algún tipo de medicamento para paliar los efectos de la enfermedad, los cuales también afectan a la conducción, tal y como veremos más adelante.


LAS ENFERMEDADES CARDIACAS


  Afectan gravemente a la conducción ya que provocan pérdida de atención y de concentración, pueden producir somnolencia y en algunos casos mareos, pudiendo crear verdaderas situaciones de riesgo.

LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS


  Al igual que las anteriores, las enfermedades respiratorias también afectan gravemente la conducción, aunque en este caso se tenga menor conciencia de ello.

  Entre sus síntomas tenemos la pérdida de atención y concentración, somnolencia y en algunos casos irritación ocular. Entre las enfermedades respiratorias que más afectan a la conducción podemos destacar la alergia, la gripe o resfriado y la apnea obstructiva del sueño, quizás la más peligrosa de todas ellas.

  Las alergias son una enfermedad que afecta a más de diez millones de españoles. Sólo una pequeña parte de los afectados es tratada por médicos mientras que el resto recurre a la automedicación (con el consiguiente riesgo que esto implica). Cerca del 2% de los accidentes mortales está relacionado con las alergias.

  Los síntomas más comunes de las alergias son la sensación de fatiga, los estornudos, lagrimeo, visión borrosa, tos, picor en la garganta y la necesidad constante de sonarse la nariz. El picor o cosquilleo en la nariz producen más de 5 estornudos por minuto. Todo esto da lugar a frecuentes distracciones, y si estornudamos cuando conducimos a 120Km/h podemos recorrer entre 60 y 1oo metros sin controlar el vehículo.

RECOMENDACIONES PARA LOS CONDUCTORES ALÉRGICOS

  • Procurar no realizar viajes excesivamente largos.
  • Intentar no conducir al amanecer y por zonas húmedas.
  • No utilizar el aire acondicionado demasiado fuerte.
  • No abrir las ventanillas durante la conducción.
  • Procurar tener limpios los conductos de ventilación y el interior del vehículo.
  • Utilizar gafas de sol.
  • No consumir alcohol si nos estamos medicando.
  • No automedicarse.

LOS TRASTORNOS MENTALES

  Este tipo de enfermedades constituyen, cada vez más, un importante problema de salud pública, que afectan de manera muy grave a la conducción y la depresión es uno de los más frecuentes.

  La DEPRESIÓN provoca situaciones que afectan de manera muy grave a la seguridad en la circulación ya que aumenta el número de distracciones (hay una importante disminución de la atención), el conductor emplea más tiempo en percibir las diferentes situaciones que se pueden presentar, mostrándose más inseguro pero a la vez más irritable ya que su capacidad de decisión está alterada y el consumo de psicofármacos produce serias alteraciones en el comportamiento del sujeto, como cambios en el sueño, que por supuesto, van a influir en su conducción. Si se está en una fase aguda de depresión, se debe intentar evitar el uso del vehículo ya que las posibilidades de sufrir un accidente serian mayores.

  El ESTRÉS es un trastorno de ansiedad que aparece cuando hacemos frente a situaciones nuevas o que requieren un gran esfuerzo. Cualquier cambio que se produzca en nuestro entorno puede dar lugar a una situación de estrés por la necesidad de adaptación que implica.

  El estrés es propio del tipo de vida que actualmente persiste, la inseguridad en el trabajo, la frustración que esto con lleva tanto a nivel profesional como personal; la presión del tiempo, la hipoteca, el ser autónomo, residir en el extranjero, etc.... son algunas de las situaciones que pueden dar lugar a la aparición del estrés.

  Y por supuesto, las diferentes circunstancias que se pueden presentar en el tráfico, debido a su complejidad y a la gran confluencia de vehículos existentes, pueden generar estrés. Si se tiene estrés se ha de conducir con mucha prudencia, intentando reducir los riesgos al mínimo y lo mejor es acudir a un especialista en este tipo de trastorno.

  Fases en las que se divide el estrés:

1.- REACCIÓN DE ALARMA: La actividad del sujeto a nivel psicofisiológico aumenta dando lugar a una serie de procesos (incremento de la tasa cardiaca, de la tensión arterial, de Ia respiración, de la atención, percepción, memoria, rendimiento, estados de ánimo, etc.) que hace que el organismo esté en alerta y preparado para actuar. Estos efectos que en principio no deberían afectar negativamente a la conducción ya que pueden proporcionar mejores respuestas a los conductores sí pueden hacer aparecer en el conductor comportamientos que
implican un mayor nivel de agresividad, hostilidad, impaciencia, incremento de Ias conductas de riesgo, tendencia a una mayor velocidad y menor respeto a las normas de tráfico.

2.- FASE DE RESISTENCIA: Si la sensación de estrés se prolonga en el tiempo, el sujeto sigue manteniéndose en alerta como en la primera fase, pero no con tanta fuerza, aunque continúan manifestándose los comportamientos de la fase de alarma.

3.- FASE DE AGOTAMIENTO: El sujeto está agotado después de tanto tiempo padeciendo una situación estresante. En esta última fase la conducción es muy peligrosa, ya que se deteriora el proceso de toma de decisiones, lo que nos hace cometer más errores, decrece el nivel de atención (más distracciones), todo esto nos hace ver que las capacidades básicas del conductor para una conducción segura están gravemente disminuidas.

  Enfermedades como el estrés y la depresión afectan de forma notoria las capacidades necesarias para una conducción segura ya que reducen de manera importante la capacidad del conductor para extraer toda la información imprescindible relacionada con el tráfico.

  LOS MEDICAMENTOS

Muchos conductores enferman y deben tomar medicamentos, por ello es importante saber que no todos los medicamentos producen efectos negativos sobre las capacidades necesarias para la conducción pero a su vez es necesario conocer cuales si la afectan y de que manera. La automedicación es otro de los problemas relacionado con el consumo de fármacos.

  En España casi un tercio de los conductores toma algún tipo de medicamento, automedicándose cerca del 30% de la población, y desconociendo, la mayoría de ellos, el riesgo que este consumo implica. Entre los medicamentos a los que debemos prestar una especial atención ya que pueden afectar a la conducción cabe mencionar:


  • Antihistamínicos (alergias): pueden producir incapacidad de concentración, disminución de reflejos, somnolencia, etc.
  • Antitusígenos (tos, resfriados): somnolencia, vértigo y estados de confusión.
  • Analgésicos (dolor): pueden producir vértigos, disminución de agudeza visual, visión borrosa, somnolencia, etc.
  • Vasodilatadores y Antihipertensivos (circulación y tensión): somnolencia, calambres musculares, visión borrosa, vértigo, etc.‘Hipoglucémicos (diabéticos): mareos, lipotimias, debilidad general.
  • Psicofármacos (ansiolíticos, sedantes, antidepresivos, psicoestimulantes): los tres primeros se caracterizan por la somnolencia, visión borrosa, mareos, movimientos más lentos, etc. Mientras que los psicoestimulantes pueden provocar nerviosismo, falta de concentración, etc.
  Una persona alérgica que esté en tratamiento con antihistamínicos puede tener unos efectos secundarios que le van a afectar en su conducción diaria puesto que le pueden llevar a adoptar decisiones equivocadas, tales como:

  • tardar más tiempo del normal en tomar una decisión.
  • problemas de razonamiento.
  • tener problemas para memorizar.

PRECAUCIONES PARA CONDUCTORES QUE SE MEDIQUEN

  • No mezclar nunca medicamentos con alcohol.
  • No automedicarse.
  • No mezclar medicamentos.
  Los medicamentos nunca deben mezclarse con el alcohol. Los efectos secundarios de los fármacos se incrementan, potenciándose los efectos de sedación, lo que aumenta Ia probabilidad de un accidente.

EL SUEÑO


 El sueño es un factor de riesgo con una gran implicación en los accidentes de tráfico. Entre el 15 y el 30% de los siniestros están relacionados con él, siendo, además, accidentes especialmente graves ya que el conductor, al estar dormido, no hace nada por evitarlo.

  EI sueño es necesario para todas las personas, por lo que si no se duerme de forma adecuada o las suficientes horas se producen importantes alteraciones en el comportamiento que por supuesto repercuten en la conducción, afectando a la capacidad de reacción (seremos más lentos) y al nivel de atención (más propensos a cometer distracciones).

Algunas de las alteraciones provocadas por el sueño y que inciden en la conducción son:

  • Aparición de microsueños.
  • Mayor número de distracciones.
  • Dificultades para tomar decisiones rápidas y complejas.
  • Mayor tiempo de reacción.
  • Alteraciones visuales (visión borrosa, más sensibles a los deslumbramientos...).
  • Movimientos más lentos y menos precisos.
  • Problemas para percibir el tiempo.
  • Cambios comportamentales (agresividad, conductas de riesgo, etc.)

   PRECAUCIONES PARA PREVENIR EL SUEÑO DURANTE UN VIAJE

  • Descansar adecuadamente antes dei inicio del trayecto.
  • Evitar los trayectos largos, sobre todo si no estamos acostumbrados.
  • Realizar paradas frecuentes, como máximo cada dos horas o cada 200 km., y estos descansos serán como mínimo de 20-30 minutos. Si la conducción se desarrolla en condiciones desfavorables (lluvia, fatiga, nocturna, etc.) se parará más a menudo.
  • Las horas con mayor propensión a la aparición del sueño son entre las 3 y las 5 de la mañana y entre las 2 y las 4 de la tarde.
  • No realizar comidas copiosas ni beber alcohol o leche caliente cuando hay que conducir.
  • No adoptar posturas relajadas durante la conducción, y sujetar el volante con firmeza.
  • Mantener el habitáculo bien ventilado. No dirigir las salidas del aire acondicionado hacia los ojos.
  • No llevar una temperatura elevada en el interior del vehículo.
  • Cambiar de velocidad o realizar algún adelantamiento puede servir para romper la monotonía y mantener al conductor más despierto.
  • Procurar hablar con los acompañantes, no es aconsejable escuchar música relajante.
  • No olvidar que el café es un estimulante, que tiene un efecto a corto plazo que anula los efectos del sueño, para que pasado un tiempo vuelva a aparecer y esta vez la fatiga acumulada es mucho mayor.
  • Seguir las pautas marcadas por el médico.
  • Leer los prospectos.
  Un accidente característico del sueño es el “accidente solitario”.
  Se trata de un siniestro que se produce al amanecer o a las primeras horas de la tarde, con un solo vehículo que se sale de la calzada, ocupado solamente por el conductor, a velocidades muy altas, sin indicios de haber intentado evitar el accidente, y con consecuencias muy graves.

LA FATIGA

La fatiga está estrechamente ligada al sueño, ya que son dos factores de riesgo que con frecuencia tienden a aparecer juntos. La fatiga está implicada en cerca del 30% de los accidentes de tráfico, afectando especialmente a los conductores profesionales.


Tiende a aparecer cuando estamos realizando una tarea a lo largo de un tiempo, si esta tarea presenta, además, algún tipo de complejidad, la fatiga aparecerá con mayor facilidad. La conducción es una tarea compleja que requiere de nuestra atención durante un periodo prolongado de tiempo, además de exigirnos que estemos siempre preparados para actuar.

Es importante conocer los diferentes síntomas de la fatiga para así hacerles frente. Si se conduce fatigado la conducción tiende a hacerse cada vez más peligrosa ya que nuestro rendimiento decrece según va transcurriendo el tiempo. Algunos de los síntomas más significativos de la fatiga son la visión borrosa, los bostezos, los dolores de cabeza y espalda, los calambres, somos más propensos a cometer errores o a distraernos, nuestros movimientos se vuelven más lentos y menos precisos, los tiempos de reacción se incrementan, también la fatiga produce síntomas como el aburrimiento, ansiedad e irritabilidad, una mayor aceptación del riesgo y sentimientos de agresividad.

CONSEJOS PARA EVITAR LA FATIGA AL VOLANTE

  • Hay que dormir lo suficiente antes de emprender un viaje de largo recorrido.
  • Si se conduce de noche es conveniente ir bien descansado, ya que es especialmente peligroso el periodo de tiempo comprendido entre las 3 y las 6 de Ia mañana.
  • Es importante evitar conducir en las horas del día en las que hace más calor.
  • No ingerir comidas copiosas y pesadas antes de empezar el viaje.
  • Es conveniente descansar como mínimo 20 minutos cada 2 horas o cómo máximo cada 200 km. Los conductores profesionales deben descansar cerca de 30 minutos cada 3 horas.(nunca esperar más)
  • Cuando nos detengamos a descansar, es aconsejable hacer ejercicios de estiramiento y tomar agua o un refresco, nunca alcohol.
  • Alcohol y conducción son siempre incompatibles. Nunca beba si va a conducir, por corto que sea el trayecto.
  • Es muy importante mantenerse hidratado (beber agua, por ejemplo). Los síntomas de deshidratación aparecen relativamente pronto en viajes largos, y provocan la reducción de la atención, fatiga muscular, dolor de cabeza y cansancio.
  • Hemos de tener cuidado con los viajes de largo recorrido sobre todo si no estamos acostumbrados.
  • La conducción hay que tomarla de forma relajada y no debemos intentar recuperar el tiempo perdido en un atasco.
  • Evitar las posturas incorrectas, para ello hemos de ajustar bien el asiento (banqueta y respaldo), el reposacabezas y también un reglaje en profundidad y altura del volante. Viajar de forma cómoda reduce los calambres y los dolores musculares.
  • Algunos medicamentos, pueden provocar somnolencia o afectar a la visión o la coordinación. Consultar a nuestro médico antes de iniciar el viaje.
  • Que el vehículo esté bien ventilado y que no haga un calor excesivo en el interior del mismo.
  • Cuidado cuando está finalizando la jornada laboral, es en esta última hora cuando la fatiga se acrecienta.
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domingo, 15 de febrero de 2015

LOS GRUPOS DE RIESGO


  Al hablar de grupos de riesgo en tráfico estamos hablando de aquellos grupos de población que por ser especialmente vulnerables o por sus características tiene mayor posibilidad de estar implicados en un accidente de tráfico o de resultar heridos o muertos a causa del mismo.

  Algunos de estos grupos se ven especialmente afectados por la inseguridad vial: los jóvenes de 15 a 29 años, los niños, los discapacitados, los ancianos en lo que respecta a los peatones y también como conductores, los ciclistas, los conductores de ciclomotor y motocicleta, es decir, los más proclives a sufrir un siniestro.
Nota: Los accidentes de tráfico son la principal causa de mortalidad en los jóvenes de los países desarrollados.  Según diversos estudios, uno de cada dos muertos en los países industrializados, con edades comprendidas entre los 15 y los 35 años, fallece a causa de un accidente de circulación. 
   Los diferentes grupos de riesgo tienden a asociarse a determinados factores de riesgo (alcohol en el caso de jóvenes, fatiga en el caso de los mayores, etc.), pero hemos de destacar que los datos se toman en conjunto, es decir, analizándolos como colectivo. Por lo tanto, no debemos creer que todos y cada uno de los sujetos del grupo vaya a tener un accidente.

  El grupo de mayor riesgo en términos absolutos lo constituyen los conductores de turismos y los siguen los acompañantes en los vehículos. A su vez existen tres colectivos de conductores con una mayor exposición al riesgo, dos de ellos por sus características psicofísicas (jóvenes entre 18 y 30 años y mayores a partir de los 65) y el tercero por su elevada exposición (conductores profesionales). Los grupos de mayor riesgo relativo a la hora de sufrir un accidente de circulación son los niños y los mayores como peatones, sobre todo en las ciudades, seguidos de los conductores de ciclomotores y motocicletas.
  Con respecto al sexo, los hombres son los que tienen una mayor accidentalidad, 4 de cada 5 muertos y 3 de cada 4 heridos en accidente de tráfico son hombres, este dato condicionado también por que son el grupo con mayor acctividad laboral.

LOS CONDUCTORES JÓVENES

  En España, la principal causa de mortalidad para las personas cuyas edades están entre los 15 y los 29 años son los accidentes de tráfico, produciendo el 35% de las víctimas mortales en los siniestros.

  Diferentes estudios intentan explicarnos cuáles son las causas principales que dan lugar a los accidentes entre los conductores jóvenes, aunque también hemos de destacar que muchos de ellos conducen con total seguridad.

  Las causas principales que propician estos accidentes son:
  • Su inexperiencia en conducción.
  • Falta de concienciación para respetar las normas de tráfico.
  • Su gusto por la velocidad.
  • Hay un mayor consumo de alcohol y drogas en estas edades.
  • Y, por último, si sumamos todos estos puntos nos damos cuenta que se trata de un grupo que arriesga más cuando conduce.(asumen mayores riesgos con falta de experiencia)
También es importante destacar una serie de características psicológicas que definen a los jóvenes, tales como que:
  • Son más competitivos, tienen una mayor necesidad de autoafirmación.
  • Sobrevaloran su habilidad como conductores.
  • Les gusta exibirse delante de su grupo de amistades, realizando maniobras de mayor riesgo.
  • Les gusta competir con otros conductores, por lo que aceptan mayores riesgos cuando conducen.
  Durante los dos primeros años después de la obtención del permiso los conductores van a mostrarse más inseguros pero transcurrido este tiempo se va a dar una mayor situación de riesgo porque creen tener más seguridad en la conducción, por lo que van a tender a arriesgar más.

  Hay determinados factores que están presentes en los accidentes juveniles, y es importante tenerlos en cuenta:
  • Falta de experiencia en la conducción. La mayoría de los conductores noveles no han contado con el tiempo suficiente para adquirir las habilidades necesarias para controlar de forma óptima del vehículo.
  • Consumo de alcohol y drogas. Muy relacionados con los accidentes nocturnos y de fin de semana.
  • Percepción del riesgo. Los conductores jóvenes perciben un menor riesgo durante la conducción (debido en gran parte a su falta de experiencia) y subestiman la posibilidad de tener un accidente. Además, como sobreestiman sus capacidades de conducción tienden a arriesgar más, teniendo una conducción más imprudente.
  • Exposición al riesgo. Los conductores jóvenes conducen en períodos de mayor peligro para la conducción, por ejemplo las noches de los fines de semana, en un entorno festivo.
Los accidentes de los jóvenes se deben, en su mayoría, a unos determinados comportamientos:
  • No respetar el semáforo en amarillo.
  • Conducir tras el consumo de alcohol y drogas.
  • Conducir a una determinada velocidad inadecuada, generalmente por exceso de velocidad.
  • No mantener las distancias de seguridad respecto del vehículo que le precede.
  • No detener el vehículo o no aminorar la marcha cuando se cruzan diferentes intersecciones.
  • Cambiar con mucha asiduidad de carril.

Claves del accidente juvenil:

¿Qué días de la semana? Fines de semana, incluyendo jueves noche y víspera de festivo.
¿Durante qué meses? Verano y Navidad
¿A qué horas? Por la noche, de 6.00 a 9.00 de la mañana
¿En qué lugares? Poblaciones y sus alrededores
¿En qué carreteras? Carreteras secundarias, en desplazamientos cortos

LAS PERSONAS MAYORES COMO CONDUCTORES

  En los países industrializados, y España es uno de ellos, los conductores mayores de 65 años se han incrementado de forma significativa en los últimos años.

  La mejora en la calidad de vida de los mayores hace que la esperanza de vida aumente, y por tanto, si se vive más también se conduce durante más tiempo.
En términos absolutos los conductores mayores no sufren muchos accidentes, pero en función del número de kilómetros recorridos son conductores con un alto índice de accidentalidad, siendo una de las más altas de todos los tramos de edad. Debido al natural deterioro psicofísico que se produce cuando nos hacemos mayores, este es un grupo que experimenta un gran número de muertes por su peor recuperación. Aun así, es un grupo que se caracteriza por no arriesgar mucho, tienden a cumplir las normas y son más conscientes de sus limitaciones.

  Como hemos mencionado anteriormente la pérdida de capacidades psicofísicas que conlleva el paso del tiempo para toda persona es el motivo principal para que se produzcan los siniestros en este grupo de conductores.

  La pérdida de capacidades psicomotoras implica que se tarde más tiempo en percibir cualquier tipo de señal u obstáculo que se encuentre en la calzada, es decir, se produce un incremento del tiempo de reacción. El paso del tiempo también conlleva un deterioro de las capacidades mentales, lo cual nos impide interpretar, analizar y reaccionar de forma correcta ante las diferentes, y a veces complicadas situaciones que se pueden dar en el tráfico. Todo esto hace que los conductores mayores puedan tener mayores dificultades en aquellas situaciones que requieran respuestas rápidas o situaciones en las que hay mucha información, sobre todo en vías urbanas.


 Con la edad se producen diferentes problemas físicos que dificultan una conducción más segura. El 90% de la información que es necesaria para la conducción es de carácter visual.

  Entre los conductores mayores más del 30% presenta deterioros en la visión relacionados con el envejecimiento.

  Entre los distintos problemas visuales que pueden llegar a producirse destaca el estrechamiento del campo visual que dificulta medir con precisión el movimiento de otros coches u objetos móviles en los extremos del campo de visión. Por la noche pueden agravarse los problemas para discriminar entre estímulos de diferente intensidad (agudeza visual) y se es más sensible a los deslumbramientos. También se pueden representar dificultades para juzgar distancias y velocidades.

  La capacidad auditiva llega a representar serias deficiencias en más del 25% de las personas mayores de 65 años. Se pueden tener dificultades para reconocer y discriminar sonido, así como para identificar la procedencia de los mismos, sobre todo en zonas urbanas, donde existe mucho ruido.

  Otro problema que afecta la conducción de los mayores es el gran consumo de fármacos que realizan. El 20% de los mayores de 65 años consume unos cinco medicamentos al día, y eso sin contar con los que se automedican.

  También se produce un deterioro de las habilidades motoras que se traduce en una pérdida de la fuerza en la frenada o mayores dificultades para manejar el volante.
  Por último, la circulación de hoy en día puede hacer que las personas mayores se sientan más nerviosas de lo que debieran, por lo que pueden volverse más irritables y estar más estresadas ante las diferentes situaciones de tráfico que se les presenten. En ocasiones, su deseo de parecer que están lo suficientemente capacitados para llevar una conducción segura les hace cometer más errores de lo habitual.

  LOS MAYORES COMO PEATONES

  Pero los mayores de 65 años no son sólo vulnerables como conductores, sino también cuando son peatones. La mitad de las personas mayores fallecidas en accidente de tráfico eran peatones.

  Los peatones pertenecen al sistema del tráfico, y por kilómetro recorrido, tienen entre dos y siete veces mayor riesgo de sufrir un accidente que un conductor de automóvil. Su probabilidad de fallecimiento aumenta si el atropello se produce en carretera (por las altas velocidades), pero son más vulnerables en ciudad, donde es necesario hacer una rápida y correcta valoración de toda la información que reciben del tráfico: vehículos y su velocidad, la distancia que les separa de ellos y los riesgos que se puedan dar ante las diferentes acciones que propongan realizar.

  Cuando hablábamos de las personas mayores como conductores veíamos por qué sus limitaciones psicofísicas les hacían ser un colectivo especialmente vulnerable, y esto, que se produce en todo ser humano es lo que les hace también vulnerables cuando son peatones.

Las deficiencias psicomotoras de este grupo son las mismas que cuando son conductores.

Deficiencias psicofísicas de los mayores como peatones.

  • Deficiencias en la visión: Con la edad se produce un estrechamiento del campo visual que dificulta medir con precisión el movimiento de otros coches u objetos móviles en los extremos del campo de visión. Este deterioro del campo visual se ve incrementado por las dificultades motoras del movimiento de la cabeza-cuello. Por la noche los problemas de visión aumentan por una disminución de la agudeza visual y por una mayor sensibilidad a los deslumbramientos.
  • Deficiencias auditivas: Se produce una mayor dificultad para reconocer  o discriminar sonidos y averiguar su procedencia, sobre todo en ambientes donde hay un exceso de ruido, como en el tráfico urbano.
  • Deterioro de las capacidades mentales: Se padece una disminución importante que puede llegar a afectar al cálculo de las distancias, aumentar el tiempo en la toma de decisiones o percibir más tarde las señales del tráfico. El consumo de medicamentos, que como hemos visto anteriormente, es relativamente frecuente en estas edades, puede afectar negativamente a la capacidad de reacción.
  • Deterioro de las habilidades motoras: Es especialmente importante para el peatón anciano, la marcha es más lenta y menos segura, por lo que requiere en muchas ocasiones gran parte de la atención del sujeto en detrimento de la atención necesaria para recoger la información de los estímulos que le rodean y esto también significa menor capacidad de reacción para corregir los movimientos ya iniciados.
 Cerca del 70% de los peatones implicados en un accidente han cometido algún tipo de infracción. Entre las más comunes podemos destacar no respetar los semáforos o no cruzar por los pasos de peatones; cruzar de forma incorrecta y caminar de forma antirreglamentaria por los arcenes.

  En caso de producirse un atropello, los daños que sufre una persona mayor como peatón es mayor a causa del deterioro físico existente debido al paso del tiempo, por ejemplo, pérdida de masa ósea y muscular.

  LOS NIÑOS COMO PEATONES

  Los niños se mueven por el sistema que conforma todo lo relacionado con el tráfico sistema que conforma todo lo relacionado con el tráfico sin conocer realmente sus normas, de forma imprudente, al fin y al cabo es un sistema ideado por adultos y para adultos. Los niños presentan déficit preceptuales y cognitivos que van a influir en su comportamiento ante el tráfico.

  La baja estatura de los niños reduce su campo visual, hasta un 40%, especialmente cuando anda entre coches aparcados o cuando quieren cruzar y se encuentran con algún tipo de obstáculos (vehículos aparcados, mobiliario urbano...) que interfieren en su campo visual. En estos casos el niño tiende a adentrarse en la calzada para poder ver si la vía se encuentra despejada.

  En algunas de estas ocasiones, el niño puede no ser visto por los conductores, lo que disminuye la posibilidad de poder ser detectado con antelación, y todo esto influye para que el tiempo de reacción de los conductores sea inferior para una posible maniobra evasiva. Es importante saber que los niños confunden "ver" con "ser vistos".

Detrás de una pelota siempre hay un niño, hay que frenar detener el vehículo y esperar a ver que sucede e incluso bajarse y retirar la misma de la calzada y colocarla en un punto, donde no ruede hacia la vía de nuevo, para evitar un atropello de un "no tan niño que quiere aprovechar el juguete" u otra persona. Consejo de Expocaps

  Los niños tienen también la visión periférica más limitada, lo cual hace necesario que vuelvan la cabeza para poder ver de forma adecuada, eso hace aumentar el tiempo de reacción.

  Los niños menores de siete años no tienen aún maduro su sistema auditivo por lo que no son capaces de localizar la procedencia de los sonidos (como los mayores), por ejemplo no son capaces de saber por donde viene un vehículo sólo por el sonido.
  Los menores de diez años presentan un fuerte mundo subjetivo, van pensando en su mundo, prestan muy poca atención a lo que les rodea por lo que son muy frecuentes las distracciones.

  Cuando se produce un atropello los niños son especialmente vulnerables, ya que debido a su baja estatura las lesiones más graves se producen en las cabeza y en las partes vitales de su cuerpo. En España, el 30% de los niños fallecidos en accidentes de tráfico eran peatones.

 Son muchos los lugares y circunstancias donde los peatones tienen mayor riesgo de resultar atropellados. Los conductores y, en especial los conductores profesionales, deben de conocerlos y extremar las precauciones.

  Es importante:
  • Moderar la velocidad, sobre todo en zona urbana que es donde hay más peatones. Un atropello a más de 50 km/h. suele resultar mortal.
  • Cuidado con las personas que descienden de los vehículos.
  • Atención a los peatones que van hablando por el móvil o escuchando música por iPod o MP3/MP4.
    Muchos de los atropellos se deben a la imprudencia de los peatones e, incluso, muchos de los suspensos en examenes de carretera de deben a los peatones, ya que giran y se internan en la via sin previo aviso, recordemos que se puede usar el claxon excepcionalmente para evitar un atropello dentro de poblado, y muchos atropellados nunca lo llegan a oir, usadlo y así la persona será consciente del peligro cada vez que regrese a la calle.
  En verano hay menos tráfico por las ciudades por o que la velocidad media de los vehículos se incrementa pudiéndose producir mayor número de atropellos. A su vez, en verano también la gente sale más a pasear, incluso por la carretera, por lo que aumenta el número de atropellos en este tipo de vías.
  • Especial atención a las calles anchas donde el peatón puede necesitar más tiempo para poder cruzarla al completo.
  • En las salidas de garaje, especialmente si son en rampa, son más frecuentes los atropellos.
  • Atención a los posibles problemas de visibilidad que se puedan presentar, ya sea por la noche, menor visibilidad por lo tanto más peligroso, o al amanecer o atardecer, con el sol de frente o reflejándose en el retrovisor.
  • Extremar la prudencia en los pasos para peatones. La mayoría de los conductores pueden no haberse percatado.
  • No hacer señales a los viandantes para que crucen, el resto de los conductores pueden no haberse percatado.
  • Mucho cuidado con aquellas zonas donde hay mayor número de viandantes, pudiéndose formar aglomeraciones en las proximidades de los centros comerciales, estadios, cines, paradas de autobuses, etc.
  • En las salidas de los colegios también se producen mayor número de atropellos, los niños no prestan la atención suficiente.
  • Procurar no circular cerca de la acera, de forma imprevista un peatón puede invadir la calzada.
  • Al adelantar a un autobús detenido mucho cuidado con aquellos viajeros que puedan cruzar por delante de ellos, aunque es algo que no se debe hacer.
  • Precaución con los grupos de peatones, pueden tener reacciones inesperadas, sobre todo sin hablamos de jóvenes o niños.
  • Cuando las condiciones meteorológicas no son buenas (lluvia, nieve, etc.) los peatones prestan menos atención al tráfico, están más pendientes de encontrar donde guarecerse. Los paraguas, capuchas, etc., dificultan una correcta visibilidad.
  • Cuando encontremos vehículos averiados o accidentados prestar especial atención porque es muy probable que encontremos peatones en la calzada.
Si el atropello ya se ha producido debemos protegerlo de forma adecuada, regla PAS (Proteger, Alertar, Socorrer) hasta que lleguen los servicios médicos.

LOS CICLISTAS

En vias sin arcén hay que extremar la precaucíón, tanto de
los conductores como de los ciclistas, y no tratar de imponer
nuestro criterio de prioridad, teniendo una conducta amable
con los débiles aunque éstos sean en muchas ocasiones res-
ponsables de las imprudencias, ya que están más expuestos
y ellos no pierden dias de taller, pierden la vida.
  Los ciclistas son un grupo de riesgo cada vez más amplio ya que el uso de la bicicleta no se limita única y exclusivamente al tiempo de ocio o de práctica de un deporte, sino también se comienza a utilizar cada vez más en las ciudades para los desplazamientos diarios. Las estadísticas nos indican que en España fallece un ciclista cada cuatro días.

  Los últimos estudios nos indican que los accidentes de los ciclistas se producen principalmente los fines de semanas, y cuando llega el buen tiempo aumenta el número de ciclistas que salen a las carreteras. Y es en las carreteras convencionales donde se registra mayor número de accidentes, sobre todo en las rectas y en las intersecciones.

  Los accidentes más frecuentes son las colisiones frontales contra otro vehículo, seguidos de alcances y choques frontales. En el choque es frecuente que el ciclista salga despedido, siendo las lesiones más graves las que se producen en la cabeza.

  Es por esto que el uso del caso por parte de los ciclistas sea tan importante, ya que puede reducir hasta tres veces este tipo de lesiones.

  Estudios estadounidenses afirman que son las lesiones en la cabeza las que causan el 80% de los fallecimientos entre ciclistas.

  En algunas ocasiones, son los propios ciclistas los causantes de sus accidentes ya que cometen diferentes infracciones, entre las que podemos destacar: las distracciones, girar de forma incorrecta, no circular por el arcén, no emplear elementos reflectantes o no respetar las normas, siendo tambien otra causa la imposición de sus criterios o de sus maneras las que los llevan a no apartarse para circular por el arcén y mantenerse en la calzada.

LOS CONDUCTORES DE CICLOMOTORES Y MOTOCICLETAS

  El último grupo de riesgo del que vamos a hablar, pero no por ello el menos importante, son los condutores de ciclomotores y motocicletas, cuyo índice de accidentalidad es el único que ha aumentado en los últimos años.

  Su fácil manejo, su tamaño reducido y su movilidad hacen que estos vehículos sean cada vez más utilizados.

  Uno de los graves inconvenientes que tienen estos vehículos es que en caso de accidente la probabilidad de fallecimiento es mayor que en un turismo. Uno de cada seis muertos circulaba en este tipo de vehículos. Y una de las principales causas de mortalidad es la no utilización del casco por parte de los conductores o acompañantes.

  El accidente más característico de estos vehículos es la colisión frontal y frontolateral cuando se están realizando adelantamientos, y también los alcances, todos ellos se producen mayoritariamente en vías urbanas.

  En ocasiones estos accidentes se producen por las infracciones cometidas por los propios conductores de ciclomotores y motocicletas, siendo las más frecuentes conducir de forma distraída e invadir el sentido contrario.



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