El tráfico es un fenómeno muy amplio que nos implica tanto a los conductores de algún tipo de vehículo como a los peatones.
Es por ello que tenemos que considerar el tráfico como un fenómeno social, ya que la circulación significa compartir un espacio y convivir con él.
Las vías públicas son un bien común, por lo que para garantizar el derecho a la circulación y a la seguridad de todos sus usuarios, es necesaria una correcta regulación social y legal, que contenga programas de formación y penalizaciones disuasorias para todos aquellos que incumplan con sus obligaciones.
La circulación vial debe regularse por unos principios que aseguren un sistema de tráfico eficaz así como la convivencia entre los diferentes usuarios.
Las normas sobre el sistema de tráfico están siempre en continuo cambio y evolución tratando de lograr un único objetivo, el de garantizar nuestra seguridad y reducir el número de accidentes.
Debemos entender por tanto, que para que la circulación sea más fácil, más cómoda y sobre todo más segura hace falta que todos intentemos cumplir correcta y adecuadamente con las normas de tráfico establecidas y aprendamos a respetar los derechos de los demás usuarios.
Las normas del Reglamento General de Conductores garantizan que toda persona que conduce un vehículo en una vía pública en principio se halla debidamente capacitada para hacerlo. Por ello, es importante que cumplamos la normativa respecto a la obtención y renovación del permiso de conducir, así como evitar la circulación si nos encontramos bajo alguna de las condiciones que afectan a las capacidades básicas necesarias para una adecuada seguridad en la conducción.
Nota: Las personas que hacemos uso de las vías públicas debemos mostrar un comportamiento correcto, siguiendo una serie de pautas, tales como no molestar (respetar a los demás), no sorprender (al resto de los usuarios con maniobras realizadas de manera imprevista), advertir (correctamente de nuestras intenciones) y comprender y tolerar los errores de los demás, facilitando la conducción al resto de los conductores, especialmente de aquellos con menos experiencia o con mayores dificultades para circular.
Principios sobre los que debe basarse el tráfico
- El principio de confianza: conocer y cumplir las normas para garantizar la seguridad de todos los usuarios de las vías, por lo que debemos respetarlas para que se confíe en nosotros como conductores y como peatones.
- El principio de responsabilidad: la sociedad nos concede la convicción de que cuando nos subimos a un vehículo o cuando circulamos como peatones todos somos responsables de nuestros actos. Cuando tomamos decisiones erróneas o cuando nos comportamos de manera irresponsable en el ámbito vial se rompe la seguridad en la circulación.
- El principio de precaución: en la carretera debemos tener confianza, con la debida prudencia, en las conductas de los demás y debemos, además, ser tolerantes con los errores de los usuarios, ya que todos en algún momento los hemos cometido o los podemos cometer.
- El principio de la seguridad en la conducción: si todos cumplimos y tomamos las medidas de seguridad adecuadas a cada circunstancia conseguiremos un sistema de tráfico eficaz y seguro.
Son muchos los comportamientos en el tráfico que se consideran delitos, o que al menos pueden ser sancionados con una multa.
Nota: Al igual que en el caso del conductor, es también muy importante garantizar y comprobar que los vehículos se encuentren en un estado adecuado para la circulación en las vías públicas. Es por esto que debemos cumplir con la normativa respecto a las Inspecciones Técnicas de Vehículos, realizar el mantenimiento mínimo exigible y, en definitiva, ser conscientes de que poseer y circular con un vehículo nos hace responsables de las consecuencias que pudieran derivarse de su mal estado.
Todo ello ha de hacernos reflexionar nuevamente sobre el carácter social que tiene la circulación, según el cual todos tenemos el mismo derecho a compartir las vías públicas y, en consecuencia, comprender que ciertos actos que atentan contra el bien y la seguridad común han de ser debidamente castigados.
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