sábado, 29 de junio de 2013

EL TRANSPORTE ESCOLAR Y DE MENORES

El transporte de escolares, dentro del ámbito del transporte de pasajeros, tiene una especial relevancia dadas las características de sus usuarios. La atención que este modo de transporte presta a los menores requiere que se intensifiquen las garantías de su prestación, fundamentalmente en materia de su seguridad.
El conductor siempre debe emplear un trato educado y correcto con los usuarios del transporte, pero si hablamos de conductores de rutas escolares, estos deben procurar un trato más cercano y directo, tratando de conocer a sus pasajeros para que de esta forma se establezca una relación de confianza que facilite su trabajo y el buen desarrollo del mismo. Si el conductor se gana la confianza de los menores, estos se sentirán más seguros y estarán más inclinados a seguir sus instrucciones.


Una relación cordial favorece el buen comportamiento de los menores durante el trayecto, una mejor asimilación de las normas que se deben cumplir, tanto al subir  como al bajar del autobús y durante el tiempo que permanezcan en el mismo.
En el transporte escolar, los trayectos no pueden superar 1 hora de duración; si esta situación tuviese lugar en algún momento, el conductor debe avisar a su empresa, la cual debe notificarlo al centro escolar para tomar las medidas oportunas.
En los autobuses escolares, el conductor va a estar acompañado de otra figura, que recibe el nombre de acompañante. Este último va a ser la persona responsable de la vigilancia de los menores y de su seguridad. Los dos, conductor y acompañante, van a trabajar juntos por un trayecto más seguro.

El ACOMPAÑANTE

Con carácter general, se establece la presencia obligatoria del acompañante en cualquier modalidad del transporte escolar, cuando, al menos, el 50 % de los viajeros sean menores de 12 años o cuando, al menos, la tercera parte o más de los alumnos transportados tengan una edad inferior a 16 años. En el transporte a los centros de educación especial será exigible en todo caso.

El acompañante debe ser una persona mayor de edad, distinta del conductor, y que debe conocer el funcionamiento de los mecanismos de seguridad del vehículo y se encargará del cuidado de los menores, tanto durante el transporte como en las operaciones de acceso y abandono del vehículo.

En caso de que no hubiera acompañante, los menores sólo podrán viajar si se considera que no hay riesgo o, si se cree que la realización del transporte implica un mayor riesgo. El transportista es el responsable de cumplir esta obligación, independientemente de a quién corresponda contratar al acompañante. Aun así, es aconsejable, que el conductor avise a la empresa de la situación y espere instrucciones.

El acompañante debe ocupar un asiento en las inmediaciones de la puerta de servicio central o trasera. No debe ir sentado junto al conductor, ya que de esta forma iría dando la espalda a los menores y no podría controlar las diferentes incidencias que se producen en el interior del autobús.

El acompañante debe cumplir un serie de funciones:
  • Comprobar que nadie vaya de pie.
  • Cada niño debe ocupar una plaza, por lo tanto, tiene que comprobar que nunca viajen más niños que plazas tiene el vehículo.
  • Debe conocer los mecanismos de seguridad del vehículo (situación y funcionamiento).
  • Debe prestar especial atención durante la subida y bajada de los menores del vehículo. Y tiene que descender del vehículo mientras se realizan las operaciones de acceso y abandono del vehículo, así como, en su caso, de la recogida y acompañamiento de los alumnos desde y hasta el interior del recinto escolar.
  • Debe conocer la situación y utilización del martillo rompecristales, el manejo del extintor y la situación de las ventanas de socorro o emergencia.
  • Es fundamental que controle y vigile a los niños en todo momento.
  • Ha de evitar que los niños molesten al conductor.
  • Debe procurar impedir que los niños crucen sin comprobar que no vienen vehículos.
  • Revisará la adecuada colocación de las mochilas.
  • Comprobará si falta algún alumno o sucede alguna incidencia, y en ambos casos debe comunicarlo al centro escolar.
  • Atenderá a cualquier niño que se encuentre indispuesto.
  • Cuando finaliza el transporte ha de comprobar que los niños se quedan a cargo de un familiar o persona autorizada.
LAS ZONAS DE PELIGRO

Las zonas de peligro son las áreas alrededor del autobús que resultan más difíciles de ver y controlar por parte del conductor.
Los menores pueden tener comportamientos imprevisibles y el conductor debe estar preparado para afrontarlos, de esta forma podrá anticiparse y actuar de forma adecuada.
No hay que dejar que los menores corran o jueguen dando empujones en la parada, en muy peligroso cuando se está aproximando el autobús o simplemente, cuando hay tráfico cerca.

La parada es una de las zonas más peligrosas. El transporte escolar es utilizado por menores con una importante zona de incertidumbre, donde sus movimientos son más impredecibles, en la mayoría de las ocasiones, que los de otros usuarios de las vías.

El conductor estará especialmente atento cuando llegue a la parada, aproximándose a una baja velocidad, se fijará en todo lo que ocurre alrededor de su vehículo, en la circulación y en los peatones. Se cerciorará por los espejos retrovisores y se acercará a la parada juntándose lo máximo que pueda a la derecha de la calzada.

Una vez en la parada detendrá el vehículo para que los menores puedan acceder al mismo. Mientras los viajeros suben o bajan del autobús en las paradas, se deben poner las luces de emergencia para de esta forma, advertir al resto de conductores. No se debe poner el autobús en marcha hasta comprobar que todos los niños están sentados y, comprobar por los retrovisores, que no hay ningún niño que pierde el autobús, y va corriendo junto a él para intentar que se detenga.
Otro momento especial de riesgo es cuando suben y bajan de los autobuses. Los menores corren al subir al autobús, y al salir.

Cuando los niños cruzan por delante del autobús no ponen especial cuidado. No hemos de olvidar que si hay que cruzar la calle por delante de un autobús, hemos de caminar siempre por la acera, y si no hay acera, caminar a lo largo del borde de la carretera, hasta llegar a un punto donde esté, como mínimo, a una distancia de al menos 3 metros por delante del autobús, asegurándonos de que el conductor pude localizarnos antes de cruzar.

Cuando los menores van a subir al autobús deben guardar unas normas básicas de seguridad:
  • Cuando se acerca el autobús deben mantenerse siempre alejados de él, y dejar que el autobús se acerque hasta la acera, de esta forma se evitan tener que bajar de ella.
  • No hay que empujar a otros niños para subir el primero.
  • Tienen que saber esperar hasta que el autobús se pare, la puerta se abra y el conductor o el acompañante den su visto bueno para poder subir al autobús.
  • Los menores nunca deben caminar por detrás del autobús porque el conductor podría no verlos. Esta es una situación de especial peligro.
  • Cuando los niños suben o bajan del autobús, deben de emplear los pasamanos, de esta manera evitarán posibles caídas.
Hay que tener, asimismo, cuidado con estos pasamanos o con las propias puertas del autobús, ya que se podrías enganchar en ellas las mochilas de los menores o sus ropas.

Mucho cuidado cuando los niños llevan juguetes, estuches u otros objetos de mano, y estos caen al suelo cerca del autobús., si esto ocurre, nunca hay que recogerlos. Lo primero que hay que hacer es decírselo al conductor o al acompañante, y una vez que estén avisados, cogerlo con mucho cuidado. Nunca debe recogerlo el menor porque, si el conductor pone el autobús en movimiento, podría no verle.

Cuando los menores han subido al vehículo, tienen que sentarle en la plaza rápidamente, y una vez que el autobús esté en movimiento, deben quedarse sentados en el asiento hasta que finalice el recorrido.
Dentro del autobús no hay que girar ni alborotar. No se debe distraer al conductor.

Las bolsas escolares o mochilas no pueden estar en los pasillos ni en aquellos lugares donde se dificulten el paso o donde obstaculicen la visión del conductor. Tampoco en sitios donde, en caso de frenada brusca, puedan producir algún tipo de lesión. En las excursiones, será el conductor quien compruebe que los equipajes están en la bodega ordenados de forma correcta. Una vez finalizado el trayecto, hay que bajar del autobús usando los pasamanos o barandillas, y al igual que cuando se sube, hay que prestar atención para que las mochilas o alguna prenda de ropa no se enganchen en ellos o en las puertas.
En caso de tener que cruzar la calle por delante del autobús, los menores deben caminar por la acera y, en caso de que no haya, por el borde de la carretera, hasta alcanzar una distancia que esté al menos a tres metros por delante del autobús antes de cruzar. Deben asegurarse que el conductor del autobús puede verles y de que ellos le ven a él para de esta forma, seguir sus indicaciones.

MARCHA ATRÁS

No es aconsejable que el conductor de un autobús escolar de marcha atrás cuando está cerca de las paradas. Sólo debe dar marcha atrás cuando no se tenga otra manera segura de mover el vehículo.
Nunca debe dar marcha atrás un autobús escolar cuando los menores estén fuera del autobús. Dar marcha atrás es peligroso y aumenta el riesgo de que ocurra un accidente.

Si el conductor no tiene otro remedio y debe dar marcha atrás, debe seguir unas recomendaciones básicas sobre seguridad:
  • Procurar que nada ni nadie del interior del autobús del distraiga con ruidos o movimientos inoportunos.
  • Revisar constantemente todos los espejos y las ventanas traseras.
  • Dar marcha atrás lenta y suavemente.
  • Si en algún momento tiene alguna duda, antes de continuar, es preferible poner el freno de estacionamiento, apagar el motor y quitar las llaves del contacto y dirigirse hacia la parte posterior del autobús para comprobar si el camino está despejado.
  • Si se tiene que dar marcha atrás en un lugar donde se recogen menores, el conductor se debe cerciorar de haber recogido a todos los estudiantes antes de realizar la maniobra y estar pendiente en todo momento de cualquiera que llegue tarde.
  • El conductor debe asegurarse de que todos los niños dentro del autobús antes de dar marcha atrás.
  • Si tiene que dar marcha atrás en un lugar donde se bajan los menores, el conductor dejará que abandonen el autobús después de haber retrocedido.
Una vez que todos los escolares se encuentran en el interior del autobús, el conductor no tiene más que:
  • Cerrar la puerta.
  • Asegurarse de llevar puesto el cinturón de seguridad.
  • Arrancar el motor.
  • Cambiar la transmisión.
  • Soltar el freno de estacionamiento.
  • Apagar las luces de estacionamiento.(este proceso se hace de manera automática, en algunos autobuses, ya que se encienden de forma automática al abrir las puertas, por lo que al cerrar, se apagan)
  • Encender el indicador de dirección izquierdo.
  • Verificar de nuevo todos los espejos.
  • Y cuando él considere que es seguro, incorporarse al tráfico.
INSPECCIÓN POSTERIOR AL VIAJE

Cuando el conductor haya finalizado la ruta o la actividad escolar, debe llevar a cabo una inspección del autobús. Debe caminar por el interior del autobús y alrededor del autobús buscando lo siguiente:
  • Objetos olvidados en el interior del autobús.(Mucha gente pierde la cartera o documentos importantes y cuanto antes se haga una inspección peor lo pasará esa persona)
  • Ventanas y puertas abiertas.(Evitamos robos,manipulaciones de los mandos, o incluso que entre la lluvia estropeando instrumentos o asientos)
  • Problemas mecánicos o de funcionamiento del autobús.
  • Daños o vandalismo.
En caso de encontrar cualquier problema o situación especial debe informar inmediatamente a su supervisor o a los responsables escolares.

RELACIONES CON LOS ESCOLARES

A fin de transportar a los estudiantes desde y hasta la escuela con seguridad y a tiempo, el conductor tiene que ser capaz de concentrarse en la tarea de conducir.

Cuando los menores están subiendo y bajando del autobús y durante el tiempo que dura la ruta, son momentos que requieren toda la concentración del conductor y no debe apartar los ojos de lo que está sucediendo fuera del autobús.
El trayecto del autobús escolar puede resultar divertido, pero también muy aburrido.

Se debe hacer ver a los escolares que el autobús es un espacio compartido por más niños, que todos deben seguir una normas básicas de comportamiento y buena educación y, que si no saben respetarse y actuar de forma responsable, el viaje puede resultar muy molesto e incómodo.
Por norma general, los trayectos para ir al colegio, suelen realizarse a horas muy tempranas, por lo que muchos niños pueden ir medio dormidos, pero puede haber otros que se sientan incomodados por haberse levantado tan pronto y estén irritados o malhumorados, lo que les puede conducir a molestar a sus compañeros. Y en los trayectos de vuelta, después de un largo día de trabajo, o están muy cansados o se encuentran muy activos, por lo que puede ser el mejor momento para fastidiar al resto de los compañeros de ruta.

No debemos olvidar que el conductor no va a estar solo, el acompañante debe estar atento a estas situaciones y actuar con respecto a ellas.

Si hay un problema de comportamiento dentro del autobús o mientras los escolares están subiendo o bajando del mismo, es conveniente que el conductor espere hasta que los menores hayan terminado de subir o bajar y, estén seguros en el interior del vehículo o se hayan alejado del mismo lo suficiente. Si es necesario, el conductor dirigirá el autobús hacia un lado de la calle para poder atender el problema.

Si el conflicto que se plantea es muy serio, el conductor se puede ver obligado a detener el autobús, siempre en un lugar seguro, y dirigirse directamente a los causantes del problema, hablándoles de forma respetuosa y educada pero con una voz firme, sin necesidad de grita.
Recordarles a estos menores cuál es el comportamiento que se espera de ellos y que confía que sepan respetar las normas. El conductor debe demostrar que habla en serio. Si se cree necesario, se puede hacer un cambio de asiento, colocando al alborotador cerca del acompañante o del conductor.

En determinadas rutas escolares puede haber diferencias significativas de edad entre los menores, por lo que será importante estar atento para que los mayores no se aprovechen de los más pequeños.

Sería beneficioso aprovechar el trayecto del transporte escolar para impartir formación sobre educación vial.
Si se enseña la educación vial en el propio autobús escolar, el menor será más receptivo porque se imparte la educación en un contexto práctico, por personas (el conductor y el acompañante) cercanas y porque el propio alumno puede comprobar como puede repercutir en su propia seguridad. La educación desde temprana edad crea hábitos en el niño que a su vez determinan formas de conducta que pueden resultar beneficiosas cuando el niño se haga adulto.

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