miércoles, 23 de noviembre de 2016

La Contaminación y Los Accidentes

Un reciente estudio de la Comisión Europea calcula que la contaminación atmosférica creada por el tráfico provoca en La Unión Europea unas 350.000 muertes anuales, 16.000 de ellas en España. El Observatorio del Riesgo del Instituto de Estudios de la Seguridad (IDES) advierte que la contaminación atmosférica atribuida al tráfico mata a 5 veces más personas que los propios accidentes. 

  En los últimos años la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud han elaborado una gran
cantidad de estudios los cuales indican que la mala calidad del aire de las ciudades provoca enfermedades importantes y acelera la muerte de muchas personas.

  También señalan que las muertes prematuras asociadas a la contaminación, principalmente por partículas en suspensión, alcanzan unos niveles muy superiores a los de las otras “dos grandes plagas” de las sociedades modernas, las producidas por accidentes laborales y las asociadas a los accidentes de tráfico.

  Un factor importante en Ia disminución de emisiones de gases contaminantes a la atmósfera es Ia renovación dei parque móvil. Si el parque español tuviera una media de 7 años, la contaminación por el automóvil se caería un 70% y la emisión de CO2 bajaría un 20%. En nuestro país hay cerca de 8,5 millones de coches con más de diez años, los cuales son considerados como "los culpables" de más del 70% de las emisiones de gases contaminantes, principalmente porque la mayoría
de ellos no incorpora catalizador.

  En nuestro país, así como en la Unión Europea la movilidad es producida en gran parte por la circulación de vehículos privados, habiéndose producido un aumento del tráfico tanto en las ciudades grandes como en las pequeñas.

  La no utilización del transporte público provoca muchos efectos en todo o relacionado con los impactos ambientales y la salud humana.

  El motor de un vehículo produce una gran cantidad de sustancias que contaminan el aire y ponen nuestra salud en riesgo: coches, autobuses y camiones causan la contaminación del aire.


  Sus motores queman los carburantes (gasolina o diesel), produciendo una gran cantidad de sustancias químicas emitidas por el escape del motor. Además, algunas de las gasolinas utilizadas por los motores se vaporizan en el aire sin ser quemadas, y esto también contamina el aire.

  El tráfico rodado es el responsable de la emisión de diferentes contaminantes:
  • NOx (óxidos de nitrógeno): estos se constituyen cuando los motores del vehículo queman nitrógeno del aire y compuestos de nitrógeno contenidos en los carburantes fósiles.
  • CO (monóxido de carbono): este gas se produce cuando Ia combustión de gasolina y diesel es incompleta. Los escapes del motor contienen ciertas cantidades de monóxido de carbono, pero estas concentraciones suben si el motor del vehículo tiene un mal mantenimiento.
  • COVNM (compuestos orgánicos volátiles no metano): pertenecen a Ia familia del carbono, contienen compuestos que evaporan fácilmente. EI escape del motor contiene cierto número de diferentes VOCs. Algunos entre ellos, tal como benzol y 1-3 butadieno, causan cáncer.
  • Partículas en suspensión: estos minúsculos fragmentos contienen muchas sustancias, incluso metales, ácidos, carbono e hidrocarburos aromáticos policíclicos. Algunos de estos fragmentos son emitidos por el escape del motor, en cambio otros se forman en la atmósfera como consecuencia de reacciones químicas entre varios contaminantes que salen del escape.

  El nivel del ozono a nivel de la superficie terrestre: éste no es emitido directamente por los vehículos,sino que se forma como consecuencia de reacciones químicas entre óxidos de nitrógeno y VOCs. Estas reacciones se incrementan con la luz solar, lo que explica porqué el nivel de ozono en la superficie está más alto durante los meses de verano.


  El nivel de ozono en la superficie de la tierra no debe ser confundido con la capa de ozono que está en la atmósfera, que nos da protección de los rayos ultravioleta del sol.

  Estas emisiones de gases son muy peligrosas para la salud humana. Además, varios estudios recientes de epidemiología destacan la relación entre los contaminantes creados por el tráfico y la salud.

  Los dos tipos de efectos que los contaminantes causan en nuestra salud:

1. Efectos agudos: estos efectos se desarrollan rápidamente (dentro de pocas horas o días), y se producen por la exposición a una concentración elevada de contaminantes.

  Aveces puede ocurrir que la contaminación del aire agrave los síntomas en los cardiopáticos y en las personas que sufren problemas pulmonares.

  Diferentes estudios nos muestran cómo el número de muertos y de los ingresos hospitalarios por problemas de respiración y cardíacos se incrementan cuando los niveles de ozono y partículas en suspensión aumentan.

2. Efectos crónicos: estos efectos se desarrollan a lo largo del tiempo después de prolongadas exposiciones (meses o años).

  A causa de la contaminación del tráfico, podemos padecer serios daños en el aparato respiratorio, que incluyen el aumento del riesgo de la mortalidad cardiopulmonar y de alguna enfermedad respiratoria, alteración de los lípidos de la mucosa bronquial, asma bronquial, e incluso enfermedades cardiovasculares.

  Algunos estudios muestran que hay correlación entre la exposición al plomo y la capacidad de aprendizaje en los niños (déficit de memoria, de lenguaje y de concentración). El efecto tóxico de los metales produce otras patologías: alergias, conjuntivitis, rinitis, dermatitis.

  La innovación tecnológica es una interesante ayuda para mejorar la calidad del aire y para bajar la contaminación.

  Cuando hablamos de contaminación ambiental no podemos hacer solamente referencia a los gases emitidos a la atmósfera, también debemos hablar de otro importante
problema ambiental, la contaminación acústica. El ruido es una de las principales causas del empeoramiento de la calidad de la vida.

  Estar expuestos durante el día a niveles de ruido que superan los 65 db (límite de tolerancia ambiental aceptado para el ruido según la Organizacion Mundial de a Salud, OMS) está relacionado con importantes y directos impactos sobre el oído, pero también hay impactos indirectos como pueden ser molestias en el sueño, despertarse muchas veces por la noche, problemas en las comunica
ciones orales y en el aprendizaje e incluso consecuencias psicológicas.

  Siempre que podamos debemos contribuir para reducir la contaminación relativa al tráfico y sus efectos negativos sobre la salud. Coger los transportes públicos, la bicicleta, o ir a nuestros destinos andando, intentar juntarse con otros automovilistas, poner en los vehículos sólo carburantes sin plomo que contaminen lo menos posible, y llevar nuestros coches a sus revisiones son medidas que ayudan a lograrlo.

  Algunas claves para intentar reducir la contaminación de los vehículos:
  • Usar el transporte público.
  • Instalar filtros en los vehículos con motor diesel.
  • Instalar catalizadores, dispositivos que mediante reacciones químicas transforman gases tóxicos o nocivos en otros que no lo son.
  • Potenciar los nuevos combustibles.
  • Reducir la velocidad en las ciudades.
  • Renovación del parque móvil.

PROHIBICIONES

  Por afectar a la seguridad de la circulación, se prohíbe arrojar, depositar o abandonar sobre la vía objetos o materias que puedan entorpecer la libre circulación, parada o estacionamiento, hacerlos peligrosos o deteriorar aquella o sus instalaciones o producir en la misma o en sus inmediaciones efectos que modifiquen las condiciones apropiadas para circular, parar o estacionar.

  Para prevenir los incendios, se prohíbe arrojar a la vía o en sus inmediaciones cualquier objeto que pueda dar lugar a la producción de incendios o, en general, poner en peligro la seguridad vial.

  Los vehículos no podrán:
  • Circular emitiendo perturbaciones electromagnéticas.
  • Circular con niveles de emisión de ruidos superiores a los límites establecidos.
  • Así como tampoco podrán emitir gases o humos en valores superiores a los límites establecidos, ni en los supuestos de haber sido objeto de una reforma de importancia no autorizada.
  En todas las vías públicas, urbanas e interurbanas se prohíbe la circulación de vehículos a motor y ciclomotores:
  • Con el llamado escape libre, sin el preceptivo dispositivo silenciador de explosiones.
  • Cuando los gases expulsados por sus motores, en lugar de atravesar un silenciador eficaz, salgan desde el motor a través de uno incompleto, inadecuado o deteriorado o a través de tubos resonadores.

  Observando los gases escape, si la mezcla es demasiado rica los humos que salen por el tubo de escape son muy negros. Si consume o quema aceite los humos son especialmente blancos.

RUIDOS (CONTAMINACIÓN ACÚSTICA)



  Para evitarla, se aconseja:
  • Evitar ruidos innecesarios.
  • Que los tubos de escape estén en buenas condiciones.
  • Un uso moderado de señales acústicas.
  • No utilizar bocinas que produzcan ruidos estridentes o notas musicales variadas, que están prohibidos.
  Se prohíbe la circulación de los vehículos a motor de combustión interna (gasoil):
  • Que circulen sin hallarse dotados de un dispositivo que evite la proyección descendente al exterior de combustible no quemado o, 
  • lancen humos que puedan dificultar la visibilidad a los conductores de otros vehículos o resulten nocivos.
                                                   

APAGADO DE MOTOR

Túnel o lugar cerrado

  Aún cuando el conductor no abandone su puesto, cuando que se vea obligado a permanecer con su vehículo detenido en el interior de un túnel u otro lugar cerrado, por un periodo de tiempo superior a dos minutos, deberá interrumpir el funcionamiento del motor hasta que pueda proseguir la marcha conservando encendido el alumbrado de posición.

Carga de combustible

  Para cargar combustible en el depósito de un vehículo éste debe hallarse con el motor parado. Los propietarios de aparatos distribuidores de combustibles o depositarios de estos últimos no podrán facilitar los combustibles para su carga si no está parado el motor y apagadas las luces de los vehículos, los sistemas eléctricos como la radio y los dispositivos emisores de radiación electromagnética como los teléfonos móviles.

  En ausencia de los propietarios de aparatos distribuidores de combustibles o empleados de estos últimos, el conductor del vehículo o, en su caso, la persona que vaya a cargar combustible en el vehículo deberá cumplir los requisitos establecidos en el apartado anterior.

viernes, 5 de agosto de 2016

LA CONDUCCIÓN PREVENTIVA Y EN CONDICIONES ADVERSAS


La conducción preventiva, también llamada conducción defensiva, consta de un grupo de técnicas que ayudan al conductor a actuar con mayor seguridad y a depender de su propio comportamiento para evitar las diferentes situaciones de riesgo que se puedan presentar durante la conducción.

  Cualquier tipo de maniobra, desde la más sencilla hasta la de mayor riesgo, debe seguir unas reglas mínimas que nos garanticen una circulación más segura. Cuando conducimos un vehículo hemos de tener presente que cabe la posibilidad de resultar heridos o, en el peor de los casos, muertos en un siniestro de circulación.

  La conducción preventiva parte de la idea de que es el comportamiento del propio conductor, el que sea precavido, lo que le va a ayudar a evitar los accidentes, sin esperar a que los demás conductores se comporten de forma adecuada, o sin pensar en que el estado de la vía o del vehículo sea el más adecuado.

  Las técnicas de conducción preventiva son tres: VISIÓN, ANTICIPACIÓN y ESPACIO.

  Las TÉCNICAS DE VISIÓN nos sirven para recoger aquella información relevante para Ia conducción.
  • El conductor debe contar con su capacidad de anticipación por lo que mirará hasta una distancia en la que el vehículo se encontrará en 20 segundos.
  • Debe estar constantemente vigilando la vía y su entorno. 
  • Mirará de forma continua por los retrovisores, no solamente cuando tenga que realizar algún tipo de maniobra.
  • Y girará la cabeza siempre que sea necesario controlar el ángulo muerto de los espejos retrovisores.
  • Las TÉCNICAS DE ANTICIPACIÓN nos ayudan a saber analizar la información a tiempo, pretenden que nos adelantemos ante posibles situaciones de peligro ganando tiempo y espacio de reacción.
  • EI conductor debe pensar de forma desconfiada en determinadas situaciones (por ejemplo, al acercarse a un stop).
  • Se adaptará la velocidad al espacio del que dispongamos para poder detener el vehículo a tiempo ante cualquier situación imprevisible.
  • Debemos estar preparados para reaccionar en menos tiempo, a la vez que procuramos hacernos ver y entender para no provocar reacciones bruscas e imprevisibles en los demás.
  • Es muy importante advertir la maniobra que vayamos a realizar indicando con tiempo suficiente cuál será el movimiento del vehículo y cuando llevemos a cabo la maniobra, esta debe ser precisa, sin vacilaciones y siempre sin obstaculizar al resto de los usuarios.

  Las TÉCNICAS DE GESTIÓN DEL ESPACIO nos permiten saber controlar el espacio para poder actuar con seguridad ante cualquier situación imprevista.
  • Cuando circulemos, debemos procurar guardar siempre con respecto al vehículo que nos precede, una distancia de seguridad que nos garantice como mínimo, 2 o 3 segundos de reacción, según estemos en zona urbana o en carretera.
  • Cuando tenemos por detrás de nosotros un vehículo a una distancia muy corta, deberíamos aumentar la distancia de seguridad con respecto a los de delante y señalizar con tiempo suficiente Ias maniobras que vayamos a realizar, frenando con tiempo y progresivamente de manera que las luces de freno sirvan de señal al vehículo de detrás.
  • Para poder controlar el espacio lateral que rodea nuestro vehículo hemos de evitar las zonas de incertidumbre, espacios por los que el resto de usuarios de las vías se pueden mover sorpresivamente (por ejemplo, niños irrumpiendo en la calzada, la puerta de un vehículo que se abre repentinamente...).
  • No hemos de olvidar que cuando conducimos no estamos solos en las carreteras, por lo que es importante estar pendientes del comportamiento del resto de los conductores, sólo de esta forma podremos anticiparnos a las distintas situaciones que puedan ocurrir y actuar de forma correcta, empleando el menor tiempo y espacio posible.

CONDUCCIÓN EN CONDICIONES ADVERSAS

  Conducir es una tarea compleja que requiere de nuestra máxima atención. Cuando las condiciones climatológicas son adversas el conductor debe estar preparado para saber actuar ante los diferentes escenarios que puedan surgir al incrementarse los riesgos. El conductor debe tomar todo tipo de precauciones al volante y a la vez debe de ser capaz de tomar las decisiones correctas.


  Lo primero y más importante que debe hacer todo conductor es adaptar su conducción a las condiciones tanto ambientales como de la vía. Debe saber mantener siempre el control de su vehículo y evitar cualquier situación que pueda suponer un peligro. Otro aspecto fundamental que cualquier buen conductor realiza es mantener la distancia de seguridad si quiere prever cualquier circunstancia que pueda implicar un riesgo.

CONDUCCIÓN CON LLUVIA

Los principales problemas que se presentan con la lluvia son:
  1. la disminución de la adherencia y
  2. la disminución de la visibilidad.

    PROBLEMAS DE ADHERENCIA:

      EI peor momento es cuando caen las primeras gotas, sobre todo tras un largo tiempo de sequía, pues sobre la calzada se van depositando grasas y polvo y con las primeras gotas de lluvia forman un lodo muy resbaladizo que disminuye mucho la adherencia, creándose un alto riesgo de patinazos y bloqueos de rueda.

      Transcurrido un tiempo lloviendo la calzada se va“lavando”, desapareciendo el “barrillo deslizante” con lo que la adherencia, aun siendo menor que en circunstancias normales, mejora en relación con los primeros momentos.

    PROBLEMAS DE VISIBILIDAD:

      Además del problema de la adherencia, también se presenta el problema de la visibilidad, por lo que debemos prever la existencia de salpicaduras de agua o barro que pueden reducir, en un momento dado, la visibilidad instantáneamente, además de la pérdida de eficacia de los dispositivos luminosos por ensuciarse con salpicaduras.


      Otros problemas que se pueden presentar es la disminución de la luminosidad ambiental, los retrovisores interiores se empañan, y los exteriores pierden eficacia al estar su superficie con gotas de lluvia, los parabrisas y lunetas disminuyen su transparencia por las salpicaduras y la lluvia directa en su exterior y empañarse por la cara interna.

    Neumáticos y “aquaplanning”

      La función del dibujo del neumático es a de evacuar el agua que se encuentra a su paso. En una situación de lluvia, si el neumático cuenta con poca adherencia esta va a disminuir más si existe un excesivo desgaste de Ia banda de rodadura, si la presión del inflado es menor a Ia recomendada y si circulamos a una velocidad excesiva.


      A más velocidad o con menor profundidad de los surcos del neumático que drenan el agua, por desgaste o por baja presión, aumenta el riesgo. Aún con neumáticos en perfecto estado, si la velocidad es tal que no da tiempo a desalojar el volumen suficiente de agua, se podría interponer una película de agua entre el pavimento y la rueda provocando que el vehículo pierda el control de dirección y se deslice con riesgo de accidente.

      Cuando desaparece la adherencia necesaria entre el neumático y el suelo para poder circular con seguridad, es cuando aparece el temido fenómeno llamado “aquaplaning”. Cuando el vehículo entra en aquaplaning el conductor pierde el control. La mejor manera de evitar este problema es reducir la velocidad y llevar neumáticos en perfectas condiciones, fundamentalmente respecto de la profundidad del dibujo.


      Si nos encontramos en una situación de aquaplaning lo más recomendable es no frenar, debemos levantar suavemente el pie del acelerador, sujetar el volante con firmeza y esperar a que las ruedas vuelvan a tocar la calzada.

    Charcos y frenada de lluvia

      Cuando se pasa por charcos o zonas anegadas el agua puede salpicar y mojar los frenos, siendo preciso, nada más pasar el charco moderar la velocidad y comprobarlos, dando cortos y repetidos toques al pedal sin intención de detener el vehículo, hasta comprobar que recuperan su eficacia. Lo más recomendable es no cruzar una zona inundada, sobre todo si es una zona baja del terreno.


    Peligros de las tormentas y rayos

      Cuando el mayor peligro de Ia tormenta son las caídas de rayos, lo más conveniente en estos casos es detener el vehículo y apagar el motor permaneciendo en su interior. En este caso es peligroso estacionar cerca de cables eléctricos, arboledas o vías de ferrocarril.


    Cómo combatir los principales problemas que se pueden presentar con la lluvia

    • Ajustar Ia velocidad a la zona de visibilidad. Con lluvia se debe frenar de forma progresiva y con suavidad, utilizando pedaladas cortas y no bruscas para evitar el bloqueo de las ruedas al haber menos adherencia.
    • Aumentar la distancia de seguridad. Con lluvia la distancia de frenado puede aumentar el doble.
    • Hacerse ver. Utilizar la luz de cruce o de carretera, es muy importante no sólo ver mejor, sino ser visto. En caso de lluvia muy intensa debe utilizarse el alumbrado antiniebla.
    • Accionar los limpiaparabrisas.
    • Accionar el antivaho para combatir el empañamiento.

      CONDUCCIÓN CON NIEVE

      Problemas de adherencia y visibilidad

        Al igual que con la lluvia, los principales peligros que presenta la conducción con nieve es la falta de adherencia y la falta de visibilidad, especialmente cuando está nevando. La nieve también puede llegar a ocultar señales o marcas viales. En caso de nevada y por los mismos motivos que con lluvia, los primeros momentos son los más peligrosos al hacerse el pavimento extraordinariamente deslizante. Cuando la nieve se endurece, los efectos son iguales que con hielo.


        Consejos para favorecer la visibilidad

      • Utilizar limpiaparabrisas, limpiafaros y limpialuneta posterior. Hemos de procurar que los cristales, las luces y los limpiaparabrisas estén en perfecto estado para poder facilitar una buena visibilidad.
      • Con temperaturas bajo cero añadiremos anticongelante al depósito del lavaparabrisas.
      • Encenderemos las luces que procedan. No son recomendables las de largo alcance si caen muchos copos de nieve, pues el haz de luz se refleja contra el propio conductor, deslumbrándole.
      • Si el sol luce, puede ser conveniente el uso de gafas de sol para protegernos de la reverberación del sol.
      • Medidas para favorecer la adherencia:
      • Ruedas bien equilibradas.
      • Neumáticos en buen estado y presión adecuada.
      • Utilizar las cadenas si es necesario, al menos en las ruedas motrices, siendo preferible hacerlo en todas.
      • Las cadenas deben quitarse tan pronto finalice el tramo donde sean necesarias.
      • Si en lugar de cadenas se utilizan neumáticos con clavos, estos deben ser de acero, cantos redondeados y no sobresaldrán más de 2mm.
      • A veces pueden ser recomendables sprays que aplicados sobre la banda de rodadura mejoran un tiempo breve la adherencia (no sustituyen a las cadenas que si son obligatorias).
      • Los frenos serán utilizados con suavidad, frenando con gran tacto para evitar el bloqueo de las ruedas.
      • La velocidad será moderada y la distancia de seguridad se aumentará.
      • Siempre deben realizarse todos los movimientos suavemente.
      • Evitando aceleraciones bruscas.
      • Para retirar la nieve que se va adhiriendo en el interior del guardabarros y que puede dificultar el paso de la rueda, efectuaremos las paradas necesarias.
      • Al arrancar, circular en llano o en subidas se hará con suavidad en la relación de velocidad más larga posible, pero que sea suficiente.
      • Al bajar pendientes se hará con marchas cortas, aprovechando el freno motor.
      • El deshielo es especialmente peligroso.
      • Hemos de procurar circular por las marcas de otros vehículos si no se ha producido hielo en ellas.

      Inmovilización en zona nevada

        Si sufriéramos una inmovilización a causa de una nevada deberíamos procurar aparcar el vehículo dejando libre la vía a las máquinas quitanieves y no abandonarlo si no hubiese ningún lugar donde refugiarnos cerca. Si debido a las circunstancias se ha de mantener el motor encendido, hemos de vigilar que los humos del escape no lleguen al interior de la cabina.


      Sal y lavado de vehículo


        La sal que esparcen por las carreteras para disolver la nieve resulta fatal para las carrocerías de los vehículos, es por ello que se recomienda lavar el vehículo después de haber circulado mucho sobre nieve.


      Patinar de ruedas y aparcar en la nieve

        Si debemos arrancar el vehículo en una zona nevada lo más posible es que las ruedas patinen y puedan hundirse, será por ello que tomemos una serie de medidas:
      • Girar las ruedas hasta ponerlas en línea recta.
      • Arrancar con la marcha más alta posible para que así la fuerza de tracción de las ruedas sea menor.
      • Soltar muy despacio el pedal del embrague.
      • Dejar la dirección quieta hasta que el vehículo esté en movimiento.
        Cuando se tenga que aparcar en una zona donde exista Ia posibilidad de nevada, no hay que utilizar el freno de mano, ya que el frío puede hacer que las pastillas se queden pegadas al disco debido a la congelación. Lo más adecuado es meter una marcha y colocar alguna piedra para frenar el vehículo. (Siempre que dispongamos de calzos hay que usarlos).

        No debiéramos olvidarnos de levantar los limpiaparabrisas, ya que los ejes se pueden romper por el peso de la nieve.

      CONDUCCIÓN CON HIELO

        De noche y en las primeras horas de la mañana, en partes sombrías y en zonas húmedas, próximas a ríos o valles, en épocas de frío, es preciso prever la formación de capas de hielo sobre la calzada. El hielo es muy peligroso porque puede ser difícil de ver. Si existe la posibilidad de que haga acto de presencia, se debe extremar la precaución y reducir la velocidad. Si el vehículo ha permanecido inmovilizado a la intemperie será necesario utilizar un rascador para quitar el hielo adherido a las superficies acristaladas, o bien agua caliente o alcohol.

        El hielo sobre el pavimento produce de inmediato una extraordinaria ligereza en la dirección. El mayor problema del hielo es la ADHERENCIA, que puede llegar a incrementar la distancia de detención hasta en diez veces en casos extremos. Para mejorar la conducción son válidos los consejos citados respecto a la conducción con nieve, recordando que es fundamental incrementar la distancia de seguridad y reducir la velocidad tanto como sea necesario.

      Precauciones si hay hielo en la calzada

      • Reducir la velocidad para facilitar la adherencia al suelo y utilizar marchas largas para evitar que las ruedas patinen si el asfalto por el que se circula es muy deslizante.
      • Hay que actuar con mucho cuidado sobre el volante, el acelerador y el freno, y mucha atención a los posibles cambios de dirección, nos están indicando la presencia de hielo.
      • Frenaremos siempre de forma muy suave, empleando la reducción de marchas para ello.
      • Cuando tomemos las curvas no pisaremos el freno, aceleraremos con mucho cuidado, no tocaremos el embrague y moveremos la dirección muy despacio.
      • Si perdemos el control del vehículo no debemos frenar de forma brusca, se debe levantar el pie del acelerador suavemente y girar el volante hacia el lado a donde vaya la parte trasera del vehículo. EI ABS del vehículo actuará para que la pérdida de control sea menor.
      • Cuando tengamos que arrancar lo haremos con la marcha más larga posible, acelerando muy despacio.

      CONDUCCIÓN CON VIENTO

       El viento que realmente ofrece peligro para Ia conducción es el lateral; el frontal únicamente incrementa el consumo y el trasero lo disminuye.


        El viento lateral, sobre todo cuando “pega” de repente o a la inversa, deja de hacerlo de modo súbito, como consecuencia de salir de un lugar protegido a otro que no lo está, es cuando resulta peligroso ya que puede provocar fuertes y bruscas desviaciones en la trayectoria
      del vehículo, además de un posible vuelco. El problema se agudiza si el viento es racheado.

        Esta situación exige mantener constantemente la atención, evitando distracciones, observando los indicios que puedan ser de interés.

        Como consejo general, cuando sean previsibles las circunstancias anteriores, se recomienda:
      • Disminuir la velocidad.
      • Utilizar marchas cortas.
      • Sujetar con firmeza y sin rigidez el volante para poder corregir las posibles desviaciones de trayectoria que el viento pueda provocar.
      • Prestar una mayor atención cuando pasamos de zonas protegidas a desprotegidas.
        En ocasiones se pueden presentar determinados momentos y lugares que ofrecen un riesgo especial debido al cese repentino de la fuerza del viento sobre el vehículo, lo que puede provocar un movimiento brusco del mismo que puede alterar peligrosamente su trayectoria dentro de la vía, es por esto por lo que es conveniente conocerlos:
      • Al cruzarnos con un vehículo voluminoso.
      • Cuando un obstáculo o talud se interpone en la acción del viento.
      • Al salir de túneles.

      CONDUCCIÓN CON NIEBLA

        Los problemas que presenta la conducción con niebla es la disminución de la visibilidad, lo que provoca, a su vez, una importante fatiga visual y la disminución de la adherencia debido a que la calzada se encuentra mojada.
        Siendo ambos importantes, en este caso el más grave es la falta de visibilidad, por lo que se deberán tomar una serie de medidas muy similares a las de la conducción con lluvia:


        Se utilizará el alumbrado correspondiente, no siendo aconsejable el de largo alcance, pues choca con las partículas de agua que hay en el ambiente y parece un espejo que molesta al propio conductor.
      Las luces antiniebla deben apagarse cuando no sea necesario pues pueden deslumbrar al resto de los
      conductores.
      • Los conductores deben aumentar la distancia de seguridad y reducir la velocidad, ya que es muy probable que la niebla aumente la posibilidad de "patinar" si hay que frenar y hay muchas posibilidades de que no pueda verse el espacio por delante del que nos precede teniendo menos tiempo y menos distancia para reaccionar. Así se evitarán las temidas colisiones en cadena, muy peligrosas en estas condiciones.
      • Asimismo deben abstenerse de adelantar si la visibilidad no es suficiente para hacerlo con seguridad.
      • Prestar especial atención a las marcas viales ya que estas líneas longitudinales, tanto las que delimitan el centro como los bordes de la calzada pueden servir de gran ayuda en la trayectoria que debe seguir el vehículo, evitando que se salga de la calzada.
      • Mantener el habitáculo bien ventilado para evitar el empañado de los cristales.

      CONDUCCIÓN CON CALOR

        EI calor es un claro riesgo para conducir con seguridad. Un vehículo con una temperatura de 35 ó 40° en su interior es un peligro similar a una tasa de alcoholemia de 0,8 g/l de sangre.
      Si circulamos un día de calor es recomendable:

      • Utilizar el aire acondicionado o el climatizador, intentando que la temperatura del interior del vehículo se aproxime a 20 ó 23°C. Además, con esta regulación y no más fría se contribuye al ahorro de combustible.
      • Hacer más descansos durante el viaje para mitigar la fatiga que aparece con el calor.
      • Beber agua y zumos con frecuencia.
      • Cuidado después de comer, el calor potencia la aparición del sueño.
      • Debemos utilizar gafas de sol con los cristales adecuados para evitarla aparición de la fatiga ocular.
      • Es recomendable viajar con ropas claras y holgadas.
      Los conductores que se ven afectados por el calor tienden a ser más hostiles y agresivos, lo que facilita que se cometan más errores y estén más distraídos, el calor a su vez favorece la aparición de la fatiga y el sueño, lo que provoca que aumenten los tiempos que tardamos en reaccionar.

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